Art Basel desembarca en París, mientras crece el debate en Francia por la prohibición del criptoarte
El desembarco de Art Basel –gran operador internacional de ferias– en París ha generado una gran sensación. Es que, claro, la capital francesa continúa siendo epicentro del arte mundial y spot favorito para los coleccionistas de arte. Ahora, la ciudad se prepara para recibir desde octubre a la feria internacional de arte anual que tiene sus versiones regionales en Basilea, Miami y Hong Kong. En esta edición tomará el icónico Grand Palais.
En noviembre pasado, Art Basel presentó su candidatura para retomar en el Palais la gestión de la feria de arte contemporáneo que se celebra desde hace medio siglo. La oferta de 12 millones de dólares durante los próximos siete años fue demasiado tentadora y consiguieron la gestión en enero. “Simplemente no la llamen Art Basel París”, se atrevió a titular el New York Times hace un tiempo.

“Este nuevo proyecto de talla internacional tenderá puentes con las industrias culturales de Francia, desde la moda y el diseño hasta el cine y la música, para crear un evento insignia que irradie por toda la ciudad y esté firmemente arraigado en París y su escena cultural”, señalaron los organizadores de Basel.
“Nuestro objetivo es aprovechar la inigualable posición de París como metrópolis mundial para ayudar a crear una semana vibrante que amplíe aún más la resonancia internacional de la ciudad como capital cultural”, sumó Marc Spiegler, director Global de Art Basel. La nueva feria tendrá lugar inicialmente en la sede temporal del Grand Palais, el Grand Palais Éphémère, ubicado en el corazón histórico de París en el Champ-de-Mars, hasta que se complete la restauración del emblemático edificio en 2024.
El impacto de París en el arte
En menos de dos años y a pesar del covid, París vio aterrizar una decena de galerías extranjeras y francesas. Además, los museos y grandes espacios vacíos necesitan generar rentabilidad tras el parate en la industria y es por eso que negocian ser alquilados al menos parcialmente, como el Grand Palais. “A ojos de los estadounidenses, los chinos o los alemanes, París es extremadamente rica y deseable”, asegura Kamel Mennour, importante galerista parisino.
Los últimos grandes museos inaugurados en la capital francesa son proyectos privados. Entre ellos, se destacan la Fundación Louis Vuitton, del magnate Bernard Arnault, y la Bolsa de Comercio, re inaugurada el año pasado para darle lugar a la obra del empresario francés Bernard Pinault, dueño del imperio Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH).

París y su resistencia al cripoarte: el desafío que viene
Mientras la escena artística en París está revolucionada con la llegada de Art Basel, la ciudad se enfrenta a un nuevo desafío: el criptoarte está dando batalla ante la reglamentación francesa. La ley en Francia no permite vender obras de arte digital sin un soporte físico (como una pantalla led, por ejemplo), lo que amplía la discusión sobre la comercialización de NFT.
Al tiempo en que el parlamento francés debate una modificación de la legislación, diversos artistas se quejan de que no les permiten vender obras de criptoarte sin ese soporte físico. La galería FaiveParis, pionera en el mundo del criptoarte, intenta encontrarle la vuelta a la negativa de las autoridades que regulan las subastas en Francia. “Me prohibieron la venta”, contó la responsable de la galería, que ahora no tuvo otra salida que reorganizar la subasta y vender esas obras en el marco de una muestra fotográfica.
Según la plataforma Cryptoslam, las ventas en criptoarte superaron a nivel global los 4000 millones de dólares solo en el mes de enero.