A casi dos años de su traslado desde el zoo porteño, así es la vida de la elefanta Mara en un santuario de Brasil
Mara nació en la década de 1960 en la India y enseguida fue trasladada a un zoológico de Alemania, donde vivió hasta mayo de 1970. Fue vendida al Circo África de Uruguay y posteriormente al argentino Circo Sudamericano. En marzo de 1980 fue adquirida por el Circo Rodas, donde permaneció por 15 años. Por un decomiso judicial de animales, Mara fue reubicada, en octubre de 1995, en el Jardín Zoológico de Buenos Aires.
El gobierno porteño decidió, en 2016, cerrar el zoo para transformarlo en un Ecoparque, con lo cual empezó a trasladar a los animales. El momento de Mara llegó en mayo de 2020, cuando inició su viaje hasta el Santuario de Elefantes en Mato Grosso, Brasil, donde desde el 13 de mayo de 2020 vive -por primera vez- en libertad y en manada.

El recorrido de 2700 kilómetros entre Buenos Aires y Mato Grosso duró cuatro días, con varias paradas en el camino para alimentar y darle de beber a Mara, a quien le modificaron la dieta para que el traslado le afectase lo menos posible.
Un equipo de especialistas argentinos y brasileños acompañó todo el trayecto, aunque al llegar a la frontera solo pudo seguir el camino una parte de la comitiva, a causa de las medidas tomadas por el Gobierno argentino en el marco de la pandemia de coronavirus.
Recientemente, una delegación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible visitó el Santuario para conocer las condiciones sanitarias y de infraestructura del establecimiento al que fue trasladada Mara.
La recorrida se efectuó con personal del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables, que tiene competencia para fiscalizar a nivel local, a través de una comitiva encabezada por el secretario de Control y Monitoreo Ambiental argentino, Sergio Federovisky.
El objetivo de la visita fue "relevar in situ las características de las instalaciones del establecimiento ubicado en el Mato Grosso y las condiciones sanitarias en las que se encuentran los animales que allí se alojan", informó el Ministerio de Ambiente. "De ahí que resultara imprescindible tomar conocimiento directo de las condiciones vitales que estos animales podrían tener.”
La vida en el santuario
Al principio Mara se sentía extraña en ese lugar pero pronto se adaptó y conoció a Rana de 45 años, y se hicieron inseparables. Más tarde hizo amistad también con Bambi, de 58 años, la última en ingresar desde el zoológico de Leme de Sao Paulo.
Actualmente, Mara vive en manada con la dignidad con la cual debió haber vivido siempre.

CRÉDITO
Fotos: Gustavo Molfino