Cuáles son los principales desafíos ambientales de Argentina en el 2022
Para la comunidad científica no hay dudas. El cambio climático global y la pérdida de biodiversidad no tiene precedentes en la historia. Así lo evidencian los informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) y la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), que año tras año advierten sobre el impacto de la actividad humana sobre la tierra.
Ahora bien, ¿cómo se para la Argentina frente a esa situación? ¿Qué puede hacer el país para avanzar en una agenda que contemple los principales desafíos ambientales?
Dice Sergio Federovisky, viceministro de Ambiente de la Nación, que no hay espacio hoy para imaginar un modelo de desarrollo sin contemplar la variable ambiental. “Eso está fuera de época, la sociedad no lo va a tolerar y, además, hay limitaciones económicas y comerciales: los países compradores del mundo y los consumidores imponen condiciones para la trazabilidad ambiental”, explica a El Planeta Urbano.
En ese sentido, dos agendas parecen cruzarse constantemente, generando una tensión latente: la vieja disputa entre el desarrollo económico y la protección ambiental. El freno al proyecto para autorizar megaminería en Chubut, el rechazo a las salmoneras en Tierra del Fuego y las protestas en Mar del Plata contra la explotación offshore de petróleo son una muestra de ello.
Al mismo tiempo, el gobierno apuesta por una serie de medidas y proyectos que parecen marcar otro camino: la creación de clúster de empresas de energías renovables, el estímulo a la producción de hidrógeno verde (con una inversión anunciada por una empresa australiana por 8400 millones de dólares) y el impulso a la ley de Movilidad Sustentable, que prevé abandonar la producción de automóviles a combustión interna hacia 2041.

“Más que una oportunidad para cambiar, es un mandato de época. Un modelo de desarrollo sin contemplación ambiental nos trajo hasta acá, hasta esta crisis que estamos viviendo. Por lo tanto, reproducir ese esquema es inviable”, considera Federovisky.
Para el viceministro, hacia adelante queda pendiente una discusión más amplia, donde tienen que intervenir más actores, sobre cómo realizar una transición ecológica en la Argentina en materia productiva, pero también energética, incorporando a las energías renovables a la matriz.
“La discusión es cómo transitar un modelo de desarrollo con inclusión social e inclusión ambiental. Es algo que va a permanecer en el tiempo y debemos ser más profundos. El gobierno es consciente de que no hay una opción de desarrollo productivo sin considerar la variable ambiental”, agrega.
Los ejes de la agenda ambiental
Las tensiones ecológicas hacia adentro suelen tener cierto grado de consenso en el país. Más allá de la discusión sobre el modelo de desarrollo, la demanda de dólares en un contexto de fuertes restricciones y el cortoplacismo, Federovisky reconoce que la Argentina “tiene un nivel de atraso de instalación de políticas públicas en materia ambiental que hace que tengamos objetivos, metas o proyectos que son permanentes”.
En ese sentido, enumera la necesidad de una ley de humedales, una ley de envases, la incorporación de una figura como el delito contra el ambiente o el delito ecológico, la consolidación del plan de manejo del fuego con políticas de prevención más activas, hacer más eficaz la ley de bosques e incorporar los delitos por desmonte y avanzar con una política más potente para el tratamiento de residuos sólidos urbanos en todo el país. “Estos son los elementos que nos van guiando y nos establecen metas, son objetivos de gestión”, señala.
Lucila Castro, directora de la ONG Natura Internacional Argentina, coincide en la urgencia de contar con una ley de protección de humedales y en un mejor cumplimiento de la ley para la conservación de los bosques nativos. Argentina está entre los 10 países que más desmontaron en las últimas tres décadas: cerca de 8 millones de hectáreas de bosques (el equivalente a la superficie de la provincia de Entre Ríos), de acuerdo a Greenpeace.
Castro suma otros desafíos para este año: ampliar el número de Áreas Protegidas en Argentina en respuesta a las metas internacionales, entre ellas la ley nacional para la creación del Parque Nacional Ansenuza en Córdoba que ya tiene la ley provincial desde agosto de 2021, un pedido acompañado por el actor Leonardo DiCaprio; y la promoción del desarrollo de políticas públicas para acelerar la transición energética hacia energías limpias/verdes.
Para la ONG The Nature Conservancy este año “va a ser necesario un mayor esfuerzo para conseguir el impulso necesario para un mundo más sostenible” y apunta a una triple acción como clave para el 2022: participación ciudadana, políticas públicas activas y financiamiento internacional para afrontar el cambio climático. ¿Será este año el que marque un quiebre en materia ambiental?