Recomendados EPU: cinco discos de 2021

El madrileño
C. Tangana
Sony Music
Los discos, como los libros, acortan distancias. Viajan, viajamos. Nos trasladan de un lugar a otro, conocemos el destino y el punto de partida. Descubrimos matices, texturas, culturas, sonoridades, personas. El tercer álbum de estudio del español C. Tangana podría ser también una crónica de Martín Caparrós o un viaje rutero de Jack Kerouac.
Porque El madrileño son catorce canciones que sitúan el pincho del compás en Madrid y llegan a Cuba, México, la Argentina, Brasil, Uruguay y a toda América latina. Las colaboraciones son sorprendentes, y músicos como Jorge Drexler, Andrés Calamaro, Niño de Elche, Kiko Veneno, Omar Apollo, los Gipsy Kings, La Húngara, entre varios, son parte del periplo que convierten a Antón Álvarez Alfaro en un artista total, sin ataduras y que desborda por todos los lados el cauce de la música urbana de donde proviene: Madrid, la ciudad donde el mundo entero puede sentirse en casa. Ahora ya sabemos qué podemos esperar de él: todo.

Chemtrails Over the Country Club
Lana Del Rey
Universal Music
El sexto álbum de la reina del drama elegante parece ser el punto de llegada de ese viaje que fue su anterior opus, Norman Fucking Rockwell!!. Pero todo lo colorido y localista que reverberaba allí esta vez da paso a una sinfonía para mayores de edad que Del Rey y su socio creativo -y productor de éste y aquel disco-, Jack Antonoff, desmigajan en canciones tan nostálgicas como cargadas de pasado.
Letras introspectivas y evocadoras encuentran una performance vocal que conmueve (ese falsete etéreo y trágico en “White Dress”; la seguridad de que “Wild at Heart” tiene que cantarse así, yendo de la fragilidad a la potencia) y se ajusta a un tratamiento acústico que ondula entre la ensoñación y la sutileza, con pianos, guitarras limpias y percusiones alejadas del sobresalto. La madurez de una gran artista, en pleno.

Happier Than Ever
Billie Eilish
Universal Music
“Tuve traumas, hice cosas que no quería. Tenía demasiado miedo para decírtelo, pero creo que es hora”, dispara Billie Eilish en “Getting Older”, el tema que abre Happier Than Ever, el segundo álbum de la cantante de 19 años nacida en Los Angeles. Escrito y producido íntegramente por Billie y su hermano, FINNEAS –hasta ahora su único aliado musical-, el disco sigue transitando la honestidad brutal que empezó en su antecesor, el primero, When We All Fall Asleep, Where Do We Go? (2019), aunque ahora las inquietudes parecen ser otras: ¿Dónde está el futuro? ¿Cuándo llega la muerte? ¿Cuáles son las causas perdidas?
Así, la ganadora de cuatro Grammy se saca el bozal y en 16 canciones más cercanas al neo soul de Winehouse que al pop de principios de siglo, explora lo que es ser un ser humano complejo, adolescente, navegando por el mundo moderno. “¿Me conoces? ¿Realmente me conoces?”, pregunta en “Not My Responsibility”. No. Seguramente no. Sólo disfrutamos de su música.

Collapsed in Sumbeans
Arlo Parks
Transgressive
Después de un single y un par de EP que le hicieron levantar la cabeza a lo más granado de la crítica musical anglosajona, y de figurar en la lista de Spotify de Michelle Obama, esta cantautora y poeta londinense de 20 años lanzó su primer disco, una encantadora colección de canciones que confirman lo que venía insinuando en ese puñado de temas.
“Mi álbum es una serie de viñetas y retratos íntimos en torno a mi adolescencia y a las personas que la conformaron. Tiene sus raíces en la narración y la nostalgia: quiero que se sienta a la vez universal y específico”, le dijo a la revista NME, orientando así la antena hacia una escucha atenta a las letras. Pero nada sería de esos textos trabajados sin el refinado armado musical que los enmarca: bedroom pop, R&B, neo soul, folk, balada jazzera, cantados con una voz suave y quebradiza que se desliza por una orquestación delicada y casi lejana, parpadeante al brillo de cada palabra.

Siervo
Palo Pandolfo
S-Music
La tristeza y desconcierto en que sumió la inesperada muerte de Palo Pandolfo tanto a sus fans acérrimos como a aquellos que reconocían la enorme estatura artística del ex Don Cornelio y Los Visitantes, tiene una coda brillante, amarga y melancólica en este, su disco póstumo.
Entre lo urbano y lo folclórico, entre toques afro y aires de flamenco, más el aporte de sutiles matices siempre a favor de la estructura de las inspiradas canciones que lo integran, y donde claramente se aprecia el gran trabajo de producción de Juan Belvis (algún rapeo, un uso maestro del doble trackeo vocal, la amalgama de instrumentos que sintetizan el corazón acústico del álbum), Siervo es una obra redonda y contundente.
Demoledor por momentos (“Doble corazón”, “El alma partida”, “La idea”, “El viento”), con un poco más de respiro en otros (“Párpados”, con Fito Páez; “Tu amor”, con Santiago Motorizado), el disco demuestra lo que no era ningún secreto: Pandolfo fue un gran poeta, un gigantesco compositor y un artista irrepetible.