Antonio Banderas: de amor y de sombra
Desde su país natal, el actor, productor y director español sigue abriéndose paso en el mundo empresarial. Un apasionado del arte en permanente movimiento que no sabe de fronteras.
Bajo el lema “El éxito es una actitud”, Antonio Banderas lanzó una nueva fragancia y eligió a Mario Casas para que lo escolte en la campaña comercial. Ambos artistas se vuelven a reunir después de haber filmado juntos la película El camino de los ingleses, de 2006, basada en el libro de Antonio Soler y dirigida por el mismo Banderas.
“Esa fue su primera película y la hizo conmigo”, recuerda el malagueño. “Hicimos audiciones largas, duraron días, y él quedó elegido para el papel porque demostró que tenía el talento que yo requería en aquel momento para desarrollar un personaje. Sé que hay mucha gente que se despista con Mario pensando que su éxito está basado en otras cosas; por supuesto que es un tipo carismático, sexy y a las chicas les gusta, pero a mí lo que me interesa es su trabajo como actor.”
Un viaje en el tiempo
“Los primeros recuerdos de olores que tengo son de mi tierra, de Málaga”, rememora Antonio, y continúa: “Tienen que ver con la primavera, con el azahar, con los aromas de la Semana Santa, que son el incienso y el mar. Y luego, con mi primera película, Laberinto de pasiones, que fue en los años 80 con Pedro Almodóvar, olía pues al Madrid de aquella época: a La Bobia que estaba en El Rastro, y El Rastro… olía a lo que olía la movida madrileña. Éramos muy jóvenes y no le teníamos miedo a la muerte. Íbamos por ahí dando tumbos, oliendo a juventud enloquecida”.
Así como los aromas nos remiten a momentos que se han quedado guardado en nosotros, dándonos permiso a jugar con la nostalgia de lo que alguna vez fue, el actor recuerda cuando comenzó con el negocio de las fragancias y su expansión. “Cuando pregunté por la venta en Japón, me dijeron que allí el perfume era algo complicado porque, por lo visto, lo pueden llegar a considerar como una agresión dependiendo de cómo lo uses. Y es verdad, si lo usas en demasía.
Todos hemos entrado en un ascensor y hemos dicho: ‘¡Pero, hombre, cómo se le ha ido la mano esta mañana perfumándose’. Es decir, entras de alguna forma en el espacio de otro, por lo tanto, se puede convertir en una agresión. Después de eso, trato de usar el perfume con mucha sutilidad.”

–¿Cómo es tu conexión con la fragancia?
–Esto lo he dicho en muchas entrevistas y me voy a poner muy pesado pero es una cosa bastante curiosa porque no estoy obligado en ninguna circunstancia ni bajo ningún párrafo contractual a hacerlo, pero desde hace casi 23 años que yo no he usado otro perfume más que el mío. Me han regalado de todas las marcas, pero nunca jamás he sido infiel a mis fragancias.
–Y jugando un poco con el nombre que elegiste, ¿vos te considerás un ícono?
–Yo no sé si lo soy, siempre trato de ser muy relativo con ello. Me veo por dentro y creo que nunca he perdido el eje, siempre he tenido los pies en la tierra. Quizá por haber sido muy inseguro. Esa inseguridad me ha dado la imposibilidad de creerme ídolo, ícono o representante de nada.
Durante muchos años ha sido así y a estas alturas del partido ya no creo que vaya a cambiar. Después están los íconos que tengo yo, que creo que no han sido elegidos, simplemente me han fascinado y son, por lo general, personas del mundo del arte.
–¿Quiénes serían, por ejemplo, en la pintura, el deporte y la música?
–En el arte, Picasso. No solamente por su historia y talento para pintar sino también por su capacidad de cambio y de no conformarse nunca con lo que iba obteniendo. Se ha buscado continuamente, prácticamente hasta el día de su muerte. Con respecto al deporte, apostaría por Rafa Nadal, pero voy a elegir uno ciñéndome única y exclusivamente a su parte como atleta: Diego Maradona. Me pilló en una época muy especial de mi vida cuando se produjo aquel gol contra Inglaterra en el Mundial de México, en el año 86. Había un aura alrededor de ese chico, una alegría en la forma de jugar al fútbol que rozaba el arte. El tempo que tenía, el ritmo escénico incluso a la hora de pisar un césped, le daba unas cualidades muy especiales que otros jugadores no tenían.
Y en la música es Mozart. Creo que logra realmente representar la armonía del universo. Es un músico que me hizo preguntar si la música realmente ha sido algo inventado por el ser humano o simplemente descubierta. Es decir, como que las melodías siempre estaban ahí y de repente él supo poner los puntos juntos para que la oigamos. Me parece increíble, en su corta vida, el legado que deja para el disfrute de los seres humanos.
–¿Y un director de cine?
–Es muy difícil. ¿Puedo elegir cinco? (se ríe). Rápido, te los voy a decir rápido. Orson Welles, uno de los grandes inventores del cine moderno a pesar de que lo hizo hace ya muchos años. Ciudadano Kane o The Magnificent Ambersons me parecen películas increíbles hoy en día. Luis Buñuel, un español que rompe con todas las estructuras del cine patrio y encuentra un camino para contar historias extraordinarias que conectan con el mundo del surrealismo. Federico Fellini, que representa toda la cultura mediterránea e hizo una película como Amarcord, que creo que es la película que más veces he visto en mi vida.
Stanley Kubrick, un tipo que supo dar pasos al vacío. Sus películas generalmente no entroncaban con el público ni con la crítica al principio, necesitaron de un espacio para ser metabolizadas y para que la gente empezara a entenderlas. Lo mismo que le pasa a mi último elegido, Pedro Almodóvar. Las razones por las que lo nombro son obvias, he trabajado en ocho películas con él, nos conocemos desde hace 42 años, conozco sus procesos y es uno de los grandes, no solamente del cine, sino del arte español de todos los tiempos.

En busca del aroma esencial
“Muchas veces me preguntan a qué huele el éxito, y el éxito es el resultado de muchos años de trabajo, de mucho esfuerzo, de muchos viajes, de muchos números y de diferentes equipos trabajando todos en una misma dirección”, analiza Banderas.
“Es sentirte bien contigo mismo al final del camino, sentirte a gusto con lo que has realizado, si has puesto todo de tu parte para conseguirlo y si eso te ha dado los resultados que buscabas tanto a nivel profesional como humano. En cualquiera de los casos, el éxito debe estar presidido casi siempre por la naturalidad con la que uno se mueve por la vida. Las cosas forzadas nunca me han interesado. Yo creo mucho en la naturalidad de las personas y que el éxito está detrás de esa naturalidad, y creo además que el peor enemigo es la ansiedad por conseguirlo. En el momento en que no tienes esa ansiedad es cuando las puertas se abren.”