VICTORIA TORTEROLA • EL PERFECTO EQUILIBRIO
La creadora de Haulani, los exitosos helados elaborados sin productos lácteos, cuenta los orígenes de su empresa y mira el camino recorrido como un rito de aprendizaje. Hoy, tiende puentes a pura iniciativa entre ese pasado aventurero y un presente cargado de futuro.
'Hau’ significa ‘hielo’, ‘frío’, ‘helado’; ‘lani’ significa ‘celestial’.” Victoria Torterola explica el significado del nombre de la marca de helados que lanzó en 2014 y lo hace orgullosa porque, como aclarará más adelante en la charla, Haulani nació “de una situación de desafío”. El término es de origen hawaiano y ella atribuye la elección a dos motivos: “El primero es que como la idea nació en Hawái, y la isla de Maui fue siempre un lugar de mucho aprendizaje e inspiración para mí, me pareció atinado nombrar mi proyecto con un nombre que la honre. Por otro lado, me parecía lindo tener un nombre que sea único y sin significado aparente pero que esconda detrás algo con sentido y alineado al propósito de la marca”.
Así de simple. Tan simple como la preferencia por ese archipiélago que finalmente se le reveló como mágico, abriéndole un camino que no hizo más que llevarla cada vez más arriba. Y en eso sigue.
"Cuando emprendés, los desafíos y los fracasos son una cosa de todos los días, y cuanto más grande es tu emprendimiento, más grandes son los desafíos".
–De aquel viaje de pequeña a Hawái con tu familia, ¿Qué fue lo que más te marcó personalmente?
La libertad. Fue un paréntesis en la vida donde pasé de ser una adolescente sumida en las rutinas del estudio y el cotidiano, a ser una extranjera en una isla paradisíaca, con todo el tiempo del mundo para hacer lo que quiera.
La soledad te permite cierta libertad también. Cuando uno está con gente tiende a ser condescendiente o incluso aunque seas rebelde, hay como un “esfuerzo” por ser alguien. Cuando estás solo, sin testigos, algo se afloja. Yo pasé un año sola, sin ir al colegio, sin hacerme amigos, y bastante al margen de mi familia que estaba entretenida con distintas actividades. Mi único testigo era la isla, y desarrolle con ella un vínculo de complicidad que siempre me inspiró a volver.
–¿Cómo lograste resignificar las vivencias del bullying y transformarlas en lo que hoy en día es tu proyecto?
Creo que fue fundamental darme cuenta de que no era TAN importante como pensaba. Que cuando parecía que la vida me estaba haciendo bullying, en realidad estaba en una situación de desafío y tenía la posibilidad de enfrentar esos desafíos de forma creativa o de tirar la toalla y volverme víctima de mis propias circunstancias. HAULANI nace gracias a una situación de desafío. Mi papá había quebrado, yo vivía corriéndola de atrás, trabajando sin parar para llegar a pagar el alquiler y que me quede algo para disfrutar. Ahí mismo frené la pelota y dije “a ver, qué pasa si me quedo sin plata y veo que pasa, no puede ser peor que lo que ya estoy viviendo”. Decidí saltar al abismo y animarme a no tener nada, quizás si no hubiese vivido una adolescencia desafiante no hubiera desarrollado las herramientas internas y el coraje para exponerme a eso. Hoy, sigo aplicando esto en el día a día, ya que cuando emprendes, los desafíos y los fracasos son una cosa de todos los días, y cuanto más grande tu emprendimiento, más grandes son los desafíos.
–¿Qué tan importante fue tu estadía en Australia y qué cosas aprendiste?
En Australia me enamoré por primera vez, y eso fue un montón. Pero lo curioso de esto fue que mi relación con este hombre inglés fue la semilla de mi costado gastronómico. Si bien yo trabajaba de camarera en restaurantes, no tenia una relación directa con la cocina, y Andy era un cocinero apasionado. De esos que llegan a su casa después de trabajar en una cocina 12 horas y se pone a cocinar un risotto. El me abrió a un universo de sabores, ingredientes, colores y experiencias que fue un viaje de ida. Cuando me volví vegetariana en el 2011 me prometí a mi misma que la calidad de mi experiencia gastronómica no sólo no Iba a bajar, sino que iba a subir. Y emprendí mi propio camino en la cocina que me trajo hasta acá.
–En tu 2do viaje a Hawái tuviste una charla reveladora que te dio el impulso que necesitabas, ¿Podes contarnos cómo fue?
Estaba teniendo un viaje curioso porque me había ido al estado más caro de EEUU sin un dolar, y vivía a la deriva, sin casa, sin plata, sin auto y un día, en la playa me encontré hasta sin ropa. Estaba desnuda en la orilla de una playa nudista y tuve una Epifanía, me di cuenta de que no tenía nada y me sentía libre y plena. Decidí que ese era el punto de partida de cualquier cosa que decida hacer en mi vida, la certeza de que para ser feliz no necesitaba de nada. Ahí mismo se me sento un hombre al lado a charlar y entre idas y vueltas me contó que el hacía tabletas heladas a base de leche de coco y los vendía en la playa. En ese mismo instante pensé que el helado a base de leche de coco, endulzado con miel y con ingredientes tipo la cúrcuma seria algo así como un postre medicina. Y salte de la arena con un trillón de ideas. Dije, si logro hacer un helado que hace bien, entonces puedo compartirle al mundo esta Epifanía de que hasta lo que parecería ser lo más “peligroso y prohibido” se puede volver algo bueno para nosotros si nos permitimos ser creativos y flexibles. Y Así nació HAULANI.
–A las personas que nunca probaron un producto Haulani, ¿Qué les podes anticipar de la experiencia? ¿Qué tienen de particular estos helados?
Desde el primer momento buscamos dar una experiencia de disfrute y bienestar, entonces el objetivo de la receta fue siempre lograr un helado tan cremoso, sabroso y dulce como un helado artesanal tradicional. Creo que hemos logrado una gran alternativa, considerando siempre que al no usar huevo y muchas otras cosas que hacen a la cremosidad extrema del helado tradicional, nuestros helados son cremosos, con un alto contenido graso gracias al aceite de coco, que aporta esa sensación de crema que tienen los helados de alta calidad como el Haagen Dazs, pero al mismo tiempo, livianos y sutiles. No empalagan y no te dan esa sensación de saciedad o hasta dolor de panza que te deja el helado tradicional. Los sabores buscan siempre llevar los ingredientes seleccionados a su máxima expresión.
–Hace unos meses incorporaron los helados 100% plant based, ¿cómo fueron las repercusiones del público vegano?
El lanzamiento de la VEGAN CREAMERY, que es Haulani en formato heladería, fué un éxito ya que no sólo trajo sabores exclusivos que no se consiguen en góndola (chocolate con almendras, arándanos y lavanda y mousse de limón y frambuesas), sino que también habilitó el consumo de Haulani en un rango horario donde no se conseguía antes.
–¿Cuál fue el obstáculo más grande que tuviste o tenés emprendiendo?
El crecimiento es y siempre fue el principal desafío. Cuando estás emprendiendo a pulmón, es decir, sin una megainversión, es difícil decidir dónde enfocar los recursos que tenés, tanto humanos como económicos. Siempre me encontré necesitando invertir en máquinas y cubriendo mil frentes por no tener plata para contratar un equipo estratégico que me ayudara a crecer. Creo que formar el equipo ideal fue lo que más me costó y lo que marcó el cambio más radical para el emprendimiento. En el medio pasé por varios socios que no funcionaron y algunos que incluso fueron muy desafiantes, y lo mismo con empleados.
Cada experiencia me sirvió para entender un poco más mi necesidad y la mejor forma de manejarme como líder y como socia.
–¿Cómo imaginas el futuro de Haulani? ¿Crees que vas a sumar otros productos/ítems de la gastronomía? ¿Tenés alguna meta pendiente?
Si bien tenemos muchos productos en el Pipeline para este año, para mi Haulani es mucho más que una marca productos. Haulani es un concepto, una propuesta de cambio de paradigma en donde el producto, la comunicación, la ética interna de la marca y su propósito. Apuntamos a generar un cambio no sólo en la forma en la que consumimos, sino en la forma en la que nos relacionamos, con nosotros mismo y con el medio que nos rodea.