Melisa Pereyra • La revolución V

La primera ginecóloga influencer de la Argentina traza un recorrido que va desde sus comienzos en la medicina hasta la decisión de abrir un mundo de información y conocimiento a partir de su cuenta de Instagram. Con un libro recién publicado y las cosas muy claras, no le esquiva a ningún tema y demuestra que va por más.


Melisa Pereyra, @gineconline, es ante todo una mujer revolucionaria. Lo fue cuando su tío abuelo, médico especialista en mujeres, le decía que no siguiera Medicina porque eso no era algo para una mujer y decidió estudiarla igual. También cuando, como estudiante de Ginecología, se puso como meta, por sobre todo, percibir más y escuchar más a sus pacientes y sus historias. O cuando decidió abrir una cuenta de Instagram para transmitirle a la sociedad todo lo que sabía y sus colegas la criticaban. Hoy es la primera ginecóloga influencer de la Argentina, con casi 700 mil seguidores, y sacó su primer libro, V. Ciencia para una geografía íntima sin mitos, donde transmite con pasión sus conocimientos a las mujeres y la importancia de preservar el amor y la libertad sobre su propio cuerpo. Y va por más.

“Empecé a publicar en Instagram en 2017, cuando terminé la residencia. Cómo se mueve la cuenta es el reflejo de lo que necesita la sociedad. Es como que rompés el hielo, sacás muchos tabús y se habla muchísimo más.”

–¿Cómo era la ginecología cuando estudiaste?

–Ginecología la hice en el Hospital de Clínicas; todo muy bibliográfico, me encantó el contenido, pero siempre me gustó mirar alrededor, las necesidades de las mujeres en la práctica. Yo la sufrí bastante porque eran muy estrictos. Me gustaba ver que la mujer era un todo, más allá de los capítulos y las patologías, y ahí me decidí a hacer Gineco y Obstetricia. Siendo residente, me focalicé en la historia de cada paciente, más allá del estrés que me daba la carrera. Me despertaba curiosidad y me gustaba escuchar, preguntar. Siempre estaba bastante atenta a lo que me iba a servir y a lo que estaba segura de que no quería hacer.

–¿Qué sabías que no querías hacer?

–Despersonalizar a la paciente, verla como un tumor de ovarios y no como Pepita, la que tiene el tumor de ovarios. Generalmente, los pilares de los servicios eran hombres; ahora por suerte hay más mujeres. Igual todavía se lleva esa escuela de la despersonalización de la mujer, hasta las mujeres lo hacen. Porque quizás es una forma de poder o de autoridad, y yo creo que hoy la sociedad necesita ver una persona especialista pero a la vez empática, porque la ginecología aborda transversalmente lo que te pasa en el día a día, con tu pareja, con la familia. O de qué manera querés vivir tu sexualidad.

–Sos la primera influencer ginecóloga. Tenías mucho para expresar, me imagino.

–Sí, yo creo que tenía muchas historias en la cabeza, quería llegar a la sociedad de alguna forma. Y me encontraba con que cada vez que publicaba algo, a la gente le interesaba. Muchos profesionales al principio me decían que desprestigiaba el trabajo porque esas cosas se hablan en consultorio. El acceso no es el mismo en todos los casos, y teniendo obra social para llegar a la atención médica, o no se consigue turno o el especialista, con la vorágine de la consulta, no llega a abordar ciertos temas. Empecé a publicar en 2017, cuando terminé la residencia. Cómo se mueve la cuenta es el reflejo de lo que necesita la sociedad. Es como que rompés el hielo, sacás muchos tabús y se habla muchísimo más.

–¿Qué te gusta que sienta quien te lee?

–Que pierda el miedo, que se quiera, fundamentalmente. Hay muchas mujeres que ni siquiera se miran a nivel de lo que es su genitalidad, sus mamas, les da asco su sangrado menstrual, tienen vergüenza, no se llevan bien con su cuerpo, entonces no se cuidan. Sé que muchas publicaciones se usan hasta en escuelas para explicar salud sexual. Ahí digo: “Estoy cumpliendo una función”.

–¿Animarte a exponerte y poner el cuerpo como lo ponés en tu cuenta es algo nuevo para vos?

–Yo no soy extrovertida. A veces me veo de lejos y me da un poco de vergüenza, porque es demasiada exposición. Me hago cargo de lo que digo y estoy convencida y quiero que llegue; y ver personalizado un contenido hace que llegue más. Las fotos que uso en las publicaciones impactan. Digo, si a mí me impactan les van a impactar a otros.

–¿En qué creés que se avanzó hoy y en qué sentís que falta avanzar?

–Siento que la relación médico/paciente va mejorando. Hay mujeres que vienen temblando a la consulta. Entonces vos las tenés que hacer sentir cómodas. La ginecología es la especialidad que más presión está teniendo para un cambio. El tema de la sexualidad, el sexo entre mujeres, “¿me hago Papanicolau o no me hago?”. En su momento, a la mujer que tenía relaciones con mujeres no se le hacía. Una de mis primeras publicaciones fue: “¿Por qué siempre tiene que estar relacionado con el hombre nuestro propio chequeo?”. Y aún está fuerte el estigma de las enfermedades de transmisión sexual. Si tenés un diagnóstico de HPV enseguida la mujer se cuestiona con quién estuvo, por qué, con cuántos, y el hombre queda ahí, a un costado. Se la cuestiona a la mujer, y a veces tiene vergüenza de consultar por eso.

“Siento que la relación médico/paciente va mejorando. Hay mujeres que vienen temblando a la consulta. Entonces vos las tenés que hacer sentir cómodas. La ginecología es la especialidad que más presión está teniendo para un cambio.”

–Tu libro habla de los mitos. ¿Cuáles son los principales que querés derribar?

–Primero, conocer lo básico, cómo funciona. Desde la anatomía, los cambios, de ser una nena a tener tu menstruación. Muchas veces se piensa que el primer control se hace sólo después de tener relaciones sexuales, y no es así. También el tema de los embarazos interrumpidos; con la consulta te preguntan cuántos hijos tuviste, y tal vez la persona no tuvo hijos pero sí embarazos. Muchas mujeres lo ocultan por vergüenza o juicios. Lo más controversial es cuando una habla de anticoncepción. O cuando hablo de sangrado menstrual me dicen: “¿Es necesario mostrar tu sangrado?”; nada mejor que mostrar que una también menstrúa. Romper esas barreras que tenemos con nuestros propios fluidos y procesos que pasamos todas: desde la reina de Inglaterra hasta cualquier persona.

–¿Cómo llegaste al nombre de tu libro, V, y al concepto de “vaginnials”?

–Yo siento que la parte “V” de nuestro cuerpo es la central, más que la cabeza, el pecho; uno puede entrar en el alma a través de eso. Muchas veces lo tenemos bloqueado. Y “vaginnials” era para demostrar que el libro no discrimina generaciones, ni millennials ni centennials, va para cualquier tipo de edad.

–¿Como sentís que repercute lo que hacés en los hombres?

–A veces comentan o me escriben mensajes privados preguntándome por la pareja; o discutiendo, porque yo tengo un perfil bastante feminista y responden con enojo. Tengo tres hermanos y hablo con ellos de la copita menstrual, o de lo que fuera, y ellos lo toman con naturalidad, por ver lo que yo publico. Sé que muchos deben decir “qué asco eso, sacá el celular”. Pero de a poco.

–¿Cuál sentís que es tu mayor conquista?

–Creo que hablar tan abiertamente de la menstruación. Fue algo de lo que se estaba hablando muy poco y explotó. Es un logro. Las mujeres están más despreocupadas por ocultar cosas que no sé por qué ocultábamos.

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