EL GRAN CONQUISTADOR
Gabriel Oliveri presenta por primera vez su show por streaming “El futuro es positivo”, basado en una charla inspiradora y con buena energía para repensarnos, emocionarnos, reírnos y, sobre todo, como ya su título nos adelanta, imaginar que un futuro positivo es factible.
La habilidad del creador radica en combinar cosas ya existentes de una manera que, hasta el momento, a nadie se le había ocurrido. Eso es un poco lo que pasa con Gabriel Oliveri en sus miles de facetas, pasiones y búsquedas. Es portador y divulgador de una filosofía existencial tan simple, certera y potente que atraviesa a cualquier ser humano por igual. “Todos tenemos dos cosas en común que son nacer y morir, nadie escapa a eso y no nos llevamos nada al cajón, entonces, en vez de tomarlo como algo malo, yo lo tomo como un reto y me digo: si esto termina así, le voy a sacar el jugo a la vida viendo qué es lo que me falta hacer. Mi desafío es hacerme feliz todos los días y crear cosas”, dice Oliveri.
-¿Cómo surge este espectáculo?
–En diciembre del año pasado yo estaba en Mar del Plata y me llama el productor de teatro, Pablo Pérez Iglesias y me dice que le gustaría conocerme. Tomamos un café y me contó que me había visto en varios programas y que le parecía que tenía condiciones para dar un mensaje lindo y motivar a la gente. Así que me preguntó si quería hacer una obra de teatro y yo que soy ariano y voy por todo, le dije enseguida ¡Por supuesto! La idea era recorrer todo el interior los fines de semana y ahí justo vino la pandemia, entonces quedó suspendido. Hace dos meses, me contactó y me dijo: ¿Te parece si en vez de seguir esperando, hacemos el espectáculo por Streaming? Y acá estamos.

-¿Lo escribiste vos?
–Sí, como ya escribí un libro, me dije a mi mismo que tranquilamente me podía escribir mi propia obra de teatro. Yo creo que todo el mundo alguna vez hizo algo por primera vez, con ganas, todo se puede aprender. Me puse a escribir el texto y me focalicé en el título, porque es un momento de mucha incertidumbre para todos, no sólo porque sentimos que nos sacaron nuestra vida, sino que no sabemos hacia dónde va. Hay que vivir como los perros que no tienen ni pasado ni futuro, sólo tienen presente.
-¿De qué trata la obra? ¿Dónde transcurre?
–Es mi vida resumida en una hora, pero no desde el ego, sino desde el lugar en donde cuento qué fue lo que a mí me sirvió para salir adelante con todos los avatares que tuvo mi existencia, como la de la gran mayoría de las personas. Mi vida hasta los 19 años fue muy difícil, pero le mandé una carta documento a Dios y logré que se ponga las pilas. Transmito mi filosofía de vida y les digo que agarren papel y lápiz porque van a haber muchas cosas para anotar. Lo hago desde el living de mi casa con un equipo, todo super cuidado. Es a dos cámaras con una puesta de luces muy teatral. Como me encanta agasajar a la gente, voy a estar de traje con moño. Es para todas las edades, la idea es que una madre o una abuela con el hijo o nieto adolescente puedan verlo y repensarse. Es un espectáculo para terminar de escucharlo, tirar la chancleta y animarse a la vida.
-Me contabas que se divide en tres partes, ¿cuáles son?
–Una es el pasado, otra el presente y otra el futuro. El pasado, para mí, es como una alacena de cocina dónde vas a buscar todas las cosas buenas y malas que te pasaron y las mezclás, como si fueran especies, para ser feliz en el presente. Tenés que ser inteligente y saber seleccionar la medida justa de cada cosa. Creo firmemente que la felicidad no son sólo momentos y no soy un papanatas, tengo contenido para saber lo terrible que es la vida. La felicidad es una elección y conlleva un trabajo enorme. Para ser infeliz, te tirás en un sofá, le echas la culpa a tus padres, al entorno y listo, no tenés que hacer nada más. Ahora, ser feliz implica tener un trabajo, una pareja, una vida, levantarse, poner ánimo, moverse. Después viene el presente, que es tratar de buscar esto, por supuesto que es muy difícil, estamos en un contexto complejo de pandemia mundial, pero, de todas maneras, siempre tenés la posibilidad de conectarte con las cosas simples y lindas de la vida. Luego está el futuro. Hay una diferencia entre futuro y porvenir. Cualquier persona que respira y está sentada en un sillón, tiene un futuro, porque está viva. Ahora, porvenir, es otra cosa, el futuro positivo es el porvenir. Para que las cosas sean lindas, vos tenés que imaginar con mucha libertad y mucha grandeza, porque soñar es gratis.
-¿Primero hay que crearlo en la mente para luego plasmarlo en la materia?
–Totalmente. Todas las cosas que yo me imaginé, me fueron pasando, todas. Las pido con mucha fuerza y creo fervientemente, hasta incluso, muchas veces las sueño y luego pasan. Hay que imaginar sin miedo y trabajar. Yo siempre digo que soy un caradura con preparación, porque he entrado a una cadena internacional de hotelería sin inglés diciendo que hablaba ese idioma y apenas salí, me pagué un curso de tres meses de seis a once de la noche todos los días. No podés esperar a ser perfecto en la vida para largarte, tirate del paracaídas que cuando esté la tierra cerca vas a encontrar el botón.
-¿Quiénes fueron tus maestros de teatro?
–Vengo estudiando hace más de veinte años porque, como te dije recién, soy un caradura con preparación. Estudié con Gandolfo, Agustoni, Julio Chávez y por último con Alejandro Catalán. De cada uno de esos maestros aprendí cosas distintas que utilizo a la hora de subirme a un escenario o afrontar cualquier desafío. Me acuerdo que salía a las seis de la tarde del Four Season, de estar reunido con empresarios y corría para llegar a mis clases de teatro. Me sacaba el traje, me ponía ropa cómoda y me tiraba al piso a relajarme y conectar con mi interior. Está bueno conectar, pero conectar de corazón. Yo trato de ser una persona genuina, me parece que, de esa manera, la vida es más linda.

-Hablás de muchas cosas, entre ellas la metafísica, Dios, proverbios orientales, ¿en qué crees?
–Mirá, en mi libro “Una vida cinco estrellas” escribí tres páginas en contra de la religión y en el último renglón puse “pero creo, por las dudas”. A mí me resulta un cuentito muy poco creíble ese de la virgen, virgen, Cristo transformando el pan, todo me parece un verso terrible, pero me gusta y me hace tanto bien que creo. Soy devoto de la virgen milagrosa, voy a la Iglesia de Parque Chacabuco y me tiro a llorar frente a su imagen porque tengo una emoción terrible con ella y la adoro. Rezo mucho, todas las noches.
-¿Es cierto que sos fanático de las biografías?
–Sí, tengo más de doscientos libros y los tengo todos marcados: les contesto al costado, escribo lo que me gusta, tengo una relación de interacción con el libro. Hay momentos en que tengo que cerrarlos para meditar determinadas cosas. Leí muchos libros de santos también, a ver si me contagiaba, pero no. Hay una frase de San Francisco de Asís que me encanta y dice: “Dando es que uno recibe” Si a mí me va bien, ¿cómo no le voy a devolver eso al mundo, a la gente?
-Por último ¿Querés compartir una reflexión final?
–Yo soy un convencido de que fui enviado acá para ser feliz, no sé si por los aliens, por Dios o qué, pero yo sé que vine a ser feliz, con todos los avatares durísimos de la vida: enfermedades, dolores, muertes, todo eso está, pero igual siempre tenés la opción de ser feliz. Si crees que te va a ir bien y te ocupás, por supuesto que te va a ir bien.
TÍTULO: ‘El futuro es positivo’
FECHA: domingo 6 de septiembre, 19hs.
Plateanet