LA MADUREZ TEMPRANA

Con su segundo disco, Oops!… I Did It Again, aparecido hace exactamente dos décadas, la princesa del pop entraba en la veintena montada en una conjunción perfecta de sensualidad, baladas introspectivas y un pulso preciso para codificar la música bailable del nuevo milenio.


El mundo hizo ¡plop! –como bien dijo Charly García– cuando Elvis movió la pelvis. Aquel sensual movimiento puso a todos en estado de alteración y muchos empezaron a velar para que la moral no se fuera al demonio. Algo similar pasó tiempo después con Madonna y, más para acá, con Britney Spears al inicio del nuevo milenio. En una reflexión apurada y cuestionable, se podría decir que esta última hizo méritos suficientes para ubicarse como una de las referentes máximas del pop mundial.

Si se ahonda en el baúl de los discos y hits de “la princesa del pop”, lo que se encuentra es nada más y nada menos que un debut a los 16 años, con el disco …Baby One More Time. Ese trabajo iniciático sería el más vendido de una solista adolescente. Con una carrera en constante superación, ayudada por el sello Jive Records, luego aparecería Oops!… I Did It Again y todo estallaría por los aires en la vida de la cantante de Misisipi. En una semana, este álbum, publicado el 16 de mayo de 2000 –hace pocos días sopló las velitas de sus 20 años–, vendió 1.319.000 copias y pasó a ser el disco más vendido de una artista femenina (récord que recién fue superado por Adele en 2015). También fue nominado a los Grammy como Mejor Álbum de Pop Vocal y Mejor Interpretación Vocal Pop Femenina y contó con una presentación de dos giras mundiales. Algo impensado al día de hoy.

Las reseñas de aquel entonces, en su mayoría, dieron el visto bueno y coincidieron en que se había gestado un pop con aires renovados. En la versión estadounidense de Rolling Stone, por ejemplo, Rob Sheffield escribió una crítica que, entre otras cosas, decía más o menos lo siguiente sobre la canción que le da nombre al disco: “En el gran éxito del título, la música proviene de ‘Woman in Love’, de Barbra Streisand; las palabras evocan a Morrissey alrededor de ‘I Started Something I Couldn't Finish’, pero ese gruñido brutal es todo Britney, articulando una confusión sexual violentamente ambivalente con la que su audiencia puede relacionarse, pateando y gritando por el derecho a descubrir sus deseos antes de que el mundo decida por ella”.

Ese hit planetario también escaló a la televisión a través de un videoclip que dirigió Nigel Dick. Todos recordarán ese mítico video que empieza en la NASA, en donde se la ve a Britney en Marte, enfundada en un traje de látex rojo, protagonizar una historia con un astronauta enamorado mientras un científico lo ve todo desde la Tierra. Veinte años después, por motivo de los festejos, la cantante pop recibió un “misterioso” obsequió de este organismo espacial que la sorprendió y que terminó agradeciendo en Twitter: “Oye, NASA, recibí tu regalo. Sé que han pasado 20 años desde que nos conocimos en Marte y sólo quería decir… aww, no deberías haberlo hecho. Divertite allá arriba”.

Las reseñas de aquel entonces, en su mayoría, dieron el visto bueno y coincidieron en que se había gestado un pop con aires renovados.

Pero el disco Oops!… I Did It Again no se compone de un solo tema. También es recordado por algunas otras canciones que, a propósito de este aniversario, volvieron a sonar en los auriculares de varios. “Stronger” apunta como una de las más nombradas; también está la controversial versión de “I Can’t Get No (Satisfaction)”, de The Rolling Stones, que más allá de algunas negativas, da claras muestras de cómo hacer un cover original sin que el tema pierda la esencia. Otra canción que se suma es “Lucky”, un relato crudo sobre cómo es la vida de la fama, y se podría terminar por incluir “Heart”, una balada que pide perdón por causar un dolor innecesario.

Este disco apareció en pleno apogeo artístico de Britney. Pero después de ese tremendo éxito a comienzos de los 2000, lo que vendría serían noticias periféricas a hechos discográficos: el beso con Madonna en los premios MTV Awards en 2003, sin duda, uno de los momentos más recordados en la historia del pop que, según palabras de Larry Rudolph (ex mánager de Britney), fue una maniobra publicitaria bien pensada. Y cuatro años más tarde los titulares volverían sobre la cantante, pero esta vez para contarle al mundo su adicción a las drogas, para sacarle fotos con la cabeza rapada y mostrar cómo atacó a un paparazi con un paraguas.

En la actualidad, después de trastabillar varias veces más en su carrera, se la ve agradecerles a sus hijos que la hayan ayudado a revertir aquella vida pasada, que según reconoció en una entrevista para un diario israelí en 2017, “fue horrible”.

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