Ruge el aire
Se enciende la luz roja y se rompe todo. El aire feminista, irreverente y lúdico traspasa los bordes del delirio. Romper como regla, como pacto, como efecto: abrir el gran ventanal del éter para ventilar el dial y usurpar estéreos que estaban clavados en la prehistoria.
El ritmo de la 89.1 revitaliza la radio posmoderna mediante rap, trap, indie, rock y alguna cumbia. Mikki Lusardi (periodista, feminista, bajista y fan de Frank Zappa) y la Coneja China (empresaria de la moda y de la fiesta) encabezan un power trío atronador y quirúrgico completado por Piba Cantina.
Rompan todo va de lunes a viernes de 17 a 20 por FM Octubre, y durante esas tres horas rituales sobran indagaciones apasionadas, entrevistas sin clichés, agite, felicidad y periodismo. Son líderes de una camada que resiste los pisotones de una época difícil para el arte, la comunicación y la cultura.
Entre humo, esmog, nubarrones y papel picado, Mikki y la Coneja inventan águilas y halcones que sobrevuelan los barrios y las plazas donde la radio sigue siendo un monumento.

La Coneja China: –Vamos a ganar el Martín Fierro el año que viene.
–¿Por qué Rompan todo ganaría un Martín Fierro?
L. C. C.: –Porque es el programa de radio más orgánico.
Mikki Lusardi: –Hay un montón de cosas que son un desafío en varios sentidos, desde la propuesta de la radio, que es la proximidad con la calle y con movimientos nuevos. Somos el único programa dentro de la radio que le da espacio a la cumbia. Cuando hacés radio todos los días la coyuntura te impone una gran parte de ese contenido. Lo lindo y lo mejor de todo es que lo que hemos logrado a nivel aire y grupo humano es una yunta de personajes que nos amamos.
L. C. C.: –Nos aceptamos como somos y eso evita un montón de otras cosas y se nota mucho al aire. Dejamos que la otra sea como es.
“La lucha por la visibilización necesita de herramientas. El micrófono es mi favorita. Somos gente que está empujando. La gráfica y la radio están pasando por un momento terrible. Mientras más empuje haya en ese tejido social, mucho mejor.”

–¿De dónde surgió el nombre?
M. L.: –De Argentina 2019.
L. C. C.: –De lo que hay que hacer este año.
M. L.: –El rompan todo está en el límite. No es sutil pero tampoco tiene un espíritu absolutamente destructivo y anarquista.
–Más irónico.
M. L.: –No sé. Cuando pensás un nombre para programa decís “vamos con este” porque hay que resolverlo. Pero en el tiempo creo que estuvimos muy bien. La sensación no es “que se vayan todos”, es superior.
L. C. C.: –“Deconstruir todo” no pegaba. No tenía que ver sólo con el feminismo, sino con la forma de trabajar y comunicarnos.
M. L.: –Es una época donde el profesional de radio la está pasando como el orto. Hay una transversalidad de lo que son los medios de comunicación hoy. Instagram, Twitter y YouTube como plataforma. Los matices de audio del programa tienen el delirio cuando nos ponemos a bailar cumbia al aire y trato de relatar el perreo que está pasando en el estudio, pero también soy fanática de pisar temas a la vieja escuela y saber las intros. Esa magia también está. Es deconstruir hasta lo que no pensaste que tenía que ser deconstruido. Incluso cuando llevamos años de militancia feminista. No nos podemos hacer las boludas con un montón de espacios que son parte de lo que es generar no sólo un programa.

–¿Cómo se llevan con la nueva escena de la música y la cultura?
L. C. C.: –Es data nueva. Aprendemos de todo. Les cuelo neoperreo al aire. Somos parte del viaje pero no nos dejamos llevar. Cuando hay entrevistas, Mikki va con lo más institucional, sabe qué camino ir llevándoles. Y después nos metemos la Piba y yo con cosas que quizás no te preguntan en una radio normal.
M. L.: –No quiero hacer entrevistas de gacetilla. Nunca jamás tuve anotada ni data ni preguntas puntuales. La repregunta tiene un rol más importante. Lo que mejor uno le saca al entrevistado es en función de dos cosas: el clima que se genera y el respeto de estar informado. Cuando uno logra esa soltura salen cosas buenísimas y distintivas. Es un momento para tener voces distintas que piensen cosas distintas. Aprendo todo el tiempo de las pibas que tengo al lado. El día que sienta que no tengo nada más para decir me dedicaré a otra cosa.
–¿Qué es el camión que utilizan en ocasiones especiales para transmitir? ¿Con qué objetivo se subieron a esa modalidad?
M. L.: –El camión es una herramienta más que nos facilitan desde la radio para poder transmitir el programa desde donde queramos. Es un diferencial gigante con respecto a otras emisoras, y contar con eso es un re privilegio. Nosotros lo usamos para que llegue más gente al programa. El camión sale a la calle en todos los horarios, va a fiestas, colegios, facultades o competencias de freestyle. Vamos a clavarnos a la puerta del colegio para hablar con gente más joven que nosotras. Recién lo estamos empezando a saborear. Pese a este mundo de tanta urgencia, decidimos tomarnos tiempo. El programa perfecto sale de vez en cuando, si es que sale, y está todo bien. Con el camión lo mismo. La lucha por la visibilización necesita herramientas de visibilización. El micrófono es mi favorita. Somos gente que está empujando. La gráfica y la radio están pasando por un momento terrible. Mientras más empuje haya en ese tejido social, mucho mejor.
