Milo Lockett vuelve a Galerías Witcomb
En julio, el reconocido y prolífico artista elige este tradicional espacio porteño para exponer más de 100 obras, en distintos formatos. La entrada es libre y gratuita.
Desde el 1ero de julio, y durante todo el mes, Milo Lockett presenta una selección de más de 100 obras recientes, en pequeño, mediano y gran formato, realizadas en técnica mixta, sobre diferentes soportes (tela, madera y cartón). La muestra se podrá ver en Rodríguez Peña 1050 (CABA), en la histórica Witcomb, la primera galería de arte de la Argentina, creada en 1868.
Milo Lockett se ha convertido, en los últimos años, en el artista plástico más prolífero de nuestro país, gracias a su particular identidad pictórica, caracterizada por sus dibujos simples de colores llamativos y una fuerte conexión con la alegría y los valores humanos.
Se define como un artista autodidacta y al mismo tiempo como un “trabajador de la pintura”, ya que su obra no responde a reglas establecidas por las escuelas culturales o el mercado del arte, y está convencido de que no es la inspiración la que construye una obra, sino el esfuerzo.
A través de su arte, Lockett logra una destacada presencia social. Dona anualmente decenas de cuadros para subastas en Chaco, su provincia, y colabora con UNICEF en diferentes proyectos. Además, realiza talleres masivos de pintura en escuelas, hospitales e instituciones de diferentes provincias de la Argentina y países vecinos. Su objetivo es llevar el arte a todos los rincones posibles y plantea estos espacios no como una clase de arte, sino como “un encuentro con la pintura”.
Jorge Calvo, titular de Witcomb y curador de la muestra, reconoció que la exposición de Milo Lockett en 2018, marcó un antes y un después en la galería, un quiebre en el que se dejó atrás la exclusividad de exposición de los clásicos argentinos y se abrió el espacio a artistas contemporáneos.
“No hay quien no haga un comentario sobre su trabajo, jóvenes y adultos son atrapados por sus brillantes colores y sus mundos de ensueño” aseguró Calvo y agregó: “Los más chicos reconocen sus pinturas eufóricamente, mientras que los más grandes encuentran la posibilidad de elegir un trabajo original y único".