A RODAR, MI VIDA
Cómodos, livianos, rápidos y sustentables. Estas estrellas del transporte alternativo llegan en julio para patear, literalmente, las calles de la ciudad.
Para llegar hasta el subte o el tren, cubrir un pequeño tramo, hacer un viaje que a pie puede hacerse largo o, simplemente, circular al aire libre. En los últimos años, los monopatines eléctricos se sumaron al sistema de transporte de centros urbanos de todo el mundo. Sus principales ventajas radican en que son una alternativa respetuosa con el medio ambiente –son silenciosos y no tienen combustión–, cómoda, liviana y rápida para circular por las calles, además de ser plegables. El punto por el que están en la mira es, sobre todo, la seguridad vial. En julio de este año, la Ciudad de Buenos Aires estrenará un sistema de monopatines eléctricos compartidos, para el que se terminan de cerrar detalles de funcionamiento, cobertura y modo de uso.
Las primeras ciudades en incorporar esta alternativa de vehículos compartidos fueron San Francisco, Washington DC y Los Ángeles, hacia fines de 2017. Luego se sumaron grandes capitales europeas, como Madrid, París y Berlín. En América latina son siete las ciudades que tienen activo un sistema de alquiler de monopatines eléctricos: San Pablo, Río de Janeiro, Santiago de Chile, Bogotá, Cali, Ciudad de México y Montevideo, en donde funcionan desde febrero de este año, entre otros puntos del continente.

“Los monopatines eléctricos son ágiles, cómodos y se usan en las principales ciudades del mundo para realizar viajes cortos y conectar con el transporte público”, dijo Esteban Galuzzi, subsecretario de Tránsito y Transporte de la Ciudad de Buenos Aires, al anunciar la implementación de estos vehículos en suelo porteño durante la Cumbre de Líderes de Transporte Público, realizada en Moscú, Rusia. Una vez que la Legislatura porteña los incorpore como vehículos en el Código de Tránsito y Transporte y sancione la ley que los regule –se estima que será en los próximos días–, se ajustarán los detalles de la prueba piloto que comenzará en julio y durará un año. Lo que se sabe al momento: será un sistema privado del que participarán varias empresas y habrá que pagar para usar los mil monopatines iniciales (a diferencia de Ecobici, de uso gratuito). Las tarifas serían de 25 pesos para activarlo y entre 7 y 10 pesos por cada minuto de uso. En un principio, las terminales (para retirarlos y devolverlos) estarán en locales comerciales, como Starbucks y Farmacity, y luego se instalarían también en la vía pública. El uso será similar al de las bicicletas: los monopatines deberán circular por la calle, preferentemente por las ciclovías, en donde las haya, pero nunca por las veredas ni autopistas; tendrán un límite de velocidad de 25 km/h, deberán tener bocina, frenos y luces delanteras y traseras, y el usuario (podrá viajar solo una persona por vehículo) deberá llevar casco y chaleco reflectante. El llamado de atención está puesto en su interacción en la vía pública: “Resulta fundamental que no circulen por la vereda, para evitar atropellos a peatones; debe evaluarse en qué calles se les permite circulación, como también regular los requisitos mínimos de seguridad para equipararlos con el resto de los vehículos”, explicó Pablo Azorin, jefe de Seguridad Vial y Medio Ambiente de FIA para Latinoamérica, a El Planeta Urbano.
El universo de movilidad tech
Lime es el mayor proveedor de monopatines eléctricos compartidos en los Estados Unidos y Europa: opera en más de cien ciudades de cinco continentes y ya lleva realizados más de 34 millones de viajes. Esta compañía tecnológica de movilidad fue fundada en enero de 2017 en California, Estados Unidos; después de varias rondas de financiamiento, se convirtió en una empresa unicornio y se asoció con Segway para producir sus vehículos y también con Uber, otro de los actores de este sistema de transporte compartido. Pero Uber, hoy presente, por ejemplo, en Madrid, también avanzó con estrategia propia y compró la empresa Jump. Otro de los protagonistas de estos vehículos en Europa es Bird, también estadounidense. La empresa mexicana Grin ganó terreno en las ciudades latinoamericanas y abrió operaciones en mercados de la región; en los últimos días, vía redes sociales, Grin empezó a anunciar a los usuarios su desembarco en la Argentina.

El monopatín propio
Hoy, el mercado local ofrece algunos monopatines eléctricos para los usuarios adultos que prefieran tener uno propio para desplazarse por la ciudad. La empresa rosarina Air Computers lanzó a principios de año un modelo eléctricos bajo la marca Mobox (se consiguen a alrededor de 16 mil pesos). Xiaomi, firma china especializada en smartphones, también presentó sus monopatines en la Argentina, con varios modelos que oscilan entre los 35 mil y los 60 mil pesos. Belmondo y Overtech también tienen sus productos disponibles. Philco, que ya lanzó bicicletas eléctricas, pone el foco en estos nuevos vehículos para el próximo semestre: “Estamos trabajando en nuevos lanzamientos, que incluyen un completo lineal de monopatines eléctricos y mini e-Bikes. De esta manera, buscamos seguir acercando nuevas experiencias que les permitan a los usuarios hackear la movilidad urbana”,explica Felipe Luongo, jefe de Producto de Philco, a EPU. Con una visión sustentable y práctica, el mercado se llena de actores.
“Los monopatines eléctricos son ágiles, cómodos y se usan en las principales ciudades del mundo para realizar viajes cortos y conectar con el transporte público.”