DÍGALO CON MÍMICA

Cantar o bailar, esa es la cuestión. Con más de 500 millones de usuarios, esta nueva red social china arrasa entre los centennials y promete, a diferencia de otras del mismo estilo, perdurar en el efímero mundo de las aplicaciones.


¿Alguien se acuerda de Snapchat? Es probable que la red social éxito de 2016 haya tenido una vida demasiado corta, inversamente proporcional al éxito que tuvo cuando explotó como el nuevo gran fenómeno entre los adolescentes. Bueno, el nuevo furor en las redes (y quizás el próximo en ser olvidado) se llama TikTok, una red social de videos cortos que ya fue descargada más de 500 millones de veces y cuya propuesta es, en resumen, divertirse.
TikTok es una red social nacida en China bajo el nombre de Douyin, que se traduce como “sacudir la música”. Su desarrolladora, ByteDance, primero adquirió Musical.ly, otra red social que hasta ese momento era la favorita de los adolescentes, y después de la compra y algunos otros ajustes, lanzó TikTok y absorbió a todos sus usuarios. El precio pagado permite tomar dimensión del fenómeno: mil millones de dólares, lo mismo que Facebook pagó por Instagram cinco años antes.
El objetivo es compartir pequeños videos, de entre 15 y 60 segundos, casi siempre musicales o “musicalizados” de tal forma que todo aquello que se vea tenga su correspondiente interacción con el sonido. Hablamos de canciones o de diálogos, que, al estar interpretados por quienes se graban, cobran otro sentido o se transforman en un sinsentido (uno de los objetivos de la app). Abundan las coreografías (incluso las hechas con los dedos de las manos, todo un subgénero dentro de TikTok), los montajes que generan efectos visuales caseros y los desafíos para cumplir una consigna semanal. La gracia, justamente, está en la interpretación propia y en que todo el contenido sea breve, como las stories de Instagram.

¿Pero para qué empezar con TikTok si ya tenemos Instagram, Facebook, Snapchat y hasta los estados de WhatsApp? La principal diferencia está en el modo en el que se conforma el feed: lo que vemos se genera por algoritmos basados principalmente en tendencias, y en segundo lugar, por preferencias propias, y no con base en personas que conocemos. Se puede seguir a los usuarios que nos resulten interesantes, simpáticos o conocidos; pero aun sin seguir a nadie, siempre habrá videos para ver. Esto permite, de algún modo, estar más al tanto de las tendencias globales y de cuáles son los nuevos desafíos virales, y menos del festejo de cumpleaños de la tía o del primer día de clases del sobrino.
TikTok es, al igual que Snapchat, una red social dirigida a adolescentes: el 41 por ciento de sus usuarios tiene entre 16 y 24 años, por lo que es posible que los millennials ya estén viejos y los centennials sean el público indicado para adoptarla. Para muestra basta un ejemplo: las estrellas indiscutidas de TikTok son Lisa y Lena, dos chicas de 16 años de Stuttgart, Alemania, seguidas por más de 32 millones de personas. Si Facebook quedó como una red social familiar, Twitter como una vereda virtual llena de opiniones e Instagram como un sinfín de fotos y publicidades no del todo blanqueadas, TikTok parece ser un refugio para aquellos que manejan el mismo lenguaje. Si bien las marcas ya se están empezando a meter en los contenidos de los usuarios con más seguidores, todo parece estar hecho de un modo más natural y hasta inocente.

Pero con inocencia o sin ella, la empresa “olvidó” un detalle que cada vez resulta más imperdonable después del episodio Facebook-Cambridge Analytica: los datos privados de sus usuarios, que en muchos casos son menores de edad. En febrero la empresa fue multada por no haber solicitado el consentimiento de los padres antes de recopilar nombres, direcciones de correo electrónico y otras informaciones personales de usuarios menores de 13 años. También existieron denuncias por mostrar imágenes sexualmente sugestivas para menores, por lo que la aplicación se comprometió a separar los contenidos inadecuados.
La adicción al celular y a las redes parece no ser un tema menor, y las mismas apps están siendo obligadas a ocuparse del tema. Otro de los límites que están por implementarse (en China al menos) es un filtro juvenil, para que los jóvenes no puedan pasar tanto tiempo frente a la pantalla sin el consentimiento de sus padres, que a su vez cada vez están más obligados a saber de qué se tratan aplicaciones como TikTok, aun sin ser usuarios.

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