EL CREADOR DE LA PELÍCULA DEL AÑO · ALFONSO CUARÓN
En reuniones, bares y oficinas, todos preguntan si viste Roma. La nueva película de Alfonso Cuarón aspira a ser el primer filme distribuido por Netflix nominado a los premios Oscar y se mete en nuestra memoria a través de Cleo, la empleada doméstica de una familia mexicana en los años setenta. Amor autobiográfico, dolor, exceso, tributo, violencia, servidumbre, cariño. Scalextric y Nino Bravo sin salir de tu casa. Cuarón entendió todo y nos los cuenta en esta charla exclusiva para El Planeta Urbano.

–¿Es cierto que una noche te quedaste con tu primo viendo a escondidas una película “para adultos” en la televisión y descubriste otro cine? El filme en cuestión no era erótico sino el clásico del neorrealismo Ladrón de bicicletas. ¿Influyó esa experiencia a la hora de decidir filmar Roma en blanco y negro?
–No, aunque ahora que lo dices, quizás de una manera inconsciente, sí. El blanco y negro tuvo que ver con que desde el inicio, en mi mente, la película tuvo tres pilares: uno es que iba a ser la historia de Cleo, el segundo era que la herramienta para contarla iba a ser la memoria y el tercero es que debía ser en blanco y negro. Esos tres pilares eran incuestionables porque son los que sostienen la película.
–¿No te encontraste con ninguna resistencia comercial desde la producción?
–¡Soy el productor así que decidí consentirme! Y con Netflix nunca fue un tema.

–Justamente, sos productor, director, guionista, editor y director de fotografía en Roma. ¿Por qué decidiste cargarte al hombro todos esos rubros? Salvando las enormes distancias, me recordó a esas viejas películas caseras en Super-8 donde quien experimentaba con la cámara familiar hacía todo.
–Casi todos esos rubros son lo que suelo hacer en mis películas: dirijo, edito, escribo y produzco, pero aquí el adicional fue la dirección de fotografía y es realmente una elección accidental. Emmanuel Lubezki (alias El Chivo, ganador del Oscar a Mejor Fotografía por El renacido) iba a hacer la película y después, una vez que nos fuimos extendiendo en cuestión de tiempos, El Chivo ya no pudo hacerla. Fue básicamente Emmanuel quien, unas semanas antes de comenzar el rodaje, me convenció de fotografiar Roma. Y creo que en este caso tuvo razón. Si lo que hice fue vaciar de mi memoria un guión que nunca antes había compartido, porque nadie tuvo jamás ese guión en sus manos hasta que comenzamos a filmarlo, la traducción de eso a la imagen iba a salir sin filtros siendo yo el director de fotografía. Fue algo que disfruté muchísimo. Ya lo había hecho antes, cuando me dedicaba a la televisión y dirigía algunos de mis programas. En casi todas las películas que he filmado fotografié días adicionales de rodaje, pero nunca lo había hecho tomando un largometraje completo, y la verdad es que me dio muchísimo gusto.
–En Roma rompés con la máxima del cine que dice: “ni con perros ni con niños”, y trabajás con ambos. ¿Cómo fue la experiencia de lograr que ese grupo de niños parezca realmente una familia y el perro Borras su mascota?
–¡Es que me llevo bien con eso! He rodado varias veces con niños, en La princesita y en Harry Potter. ¡No estoy de acuerdo con esa regla justamente porque la disfruto! Con respecto a los perros, tuve la gran fortuna de tener entrenadores maravillosos y un perro fantástico también. Y muchos otros perros que aparecen en diferentes momentos donde parte de la escena era dejar el caos para ver que sucedía con ellos. Ya sabes, la presencia de un perro es siempre bienvenida.

–El alma de Roma es Cleo, encarnada en la mirada y los silencios de Yalitza Aparicio. ¿Cómo llegó a convertirse en protagonista de tu película alguien que es maestra y nunca antes había actuado?
–Efectivamente, ella estudió para ser educadora y cuando comenzamos el casting acababa de terminar su formación. Le faltaban como ocho meses para que comenzaran las convocatorias de trabajo. Por suerte, gracias a esa circunstancia de no poder ejercer la docencia inmediatamente, aceptó hacer la película. Respondiendo a tu otra pregunta, supe que ella era Cleo en cuanto entró en mi oficina. Su naturaleza es así, es una mujer impresionante, tal como la ves, tremendamente inteligente, muy generosa y sensible. Entonces, fue una cuestión inmediata que todos los niños se sintieran en una burbuja cálida con Yalitza.
–Hablando de vínculos, varias de tus películas, como Gravity, ChildrenOf Men y ahora Roma tienen como tema en común la maternidad, ¿por qué es ese el fino hilo conductor de tu cine?
–Mira, la verdad es que es algo que me han hecho notar muy recientemente, yo no había reparado mucho en ello. A lo mejor, la razón es que no tengo imaginación y debo repetir cosas (se ríe). Creo que la maternidad es el lazo afectivo primario y fundamental. No puedo dar una respuesta más clara porque empecé a pensarlo hace poco, cuando me mencionaron que llevo varias películas con eso. Pero voy a darle vueltas a la idea, te lo prometo.
