HONDA CR-V · UN TANQUE AMERICANO

La quinta generación del exitoso SUV ahora llega de los Estados Unidos, con motor turbo y elevado precio.


 En 1995, Honda dio vida a un vehículo familiar de gran tamaño, con una posición de manejo elevada y con algunas capacidades todoterreno, construido con un monocasco más rígido y confortable en lugar de los tradicionales chasis de pick ups sobre los que se construían los SUV hasta entonces. El resultado es la Honda CR-V, uno de los SUV más vendidos mundialmente.

La quinta generación de la Honda CR-V fue presentada hacia fines de 2016 en los Estados Unidos y llegó a la Argentina a principios de 2018.

En cuanto a la habitabilidad, la CR-V siempre ha sido un referente en el segmento, y hoy, con esta nueva generación, se convierte en uno de los modelos con el interior más amplio, especialmente en las plazas traseras, donde caben tres adultos con mucha comodidad, con un generoso espacio para las piernas.

Mide 4.586 mm de largo, 1.855 mm de ancho y 1.689 mm de altura. Su distancia entre ejes es de 2.660 mm. Si la comparamos con la versión anterior, es 58 mm más larga, 36 mm más ancha, alrededor de 30 mm más alta y tiene 40 mm adicionales entre ejes.

El interior ha sido renovado por completo, con un tablero digital y nueva pantalla multimedia de 7″. Se destaca el Head Up Display, una pequeña lámina ubicada detrás del volante en la que se proyecta información, muy útil para no desviar tanto la vista del camino.

Por primera vez cuenta con un motor turbo de cuatro cilindros en línea e inyección directa DOHC de 1,5 litro, con control de sincronización de válvulas VTC, que brinda 190 CV y 240 Nm de torque (entre 2.000 y 5.000 RPM), con tracción en las cuatro ruedas (AWD), asociada a una caja automática de tipo CVT, con siete marchas y levas al volante.

El motor responde al primer toque del acelerador e incluso empuja muy arriba en el cuenta vueltas. La gestión la realiza una caja CVT, la cual está configurada para generar eficiencia en el consumo.

Más allá de la potencia, el chasis es sobresaliente. Cuenta con suspensión McPherson en las cuatro ruedas, lo que genera mayor aplomo en ruta, más suavidad sobre caminos en mal estado y mayor seguridad cuando se transitan curvas veloces.

Un detalle para tener en cuenta: las parrillas de los autos son cada vez más grandes, pero lo cierto es que no necesitan tanto aire para refrigerarse y, en la mayoría de los casos, eso implica pérdida aerodinámica y, por consiguiente, mayor consumo de combustible. Por eso, la CR-V 2018 trae el sistema Active Shutter Grille de Honda, que se cierra cuando el motor no requiere refrigeración.

Además trae faros full LED y sistema de apertura del portón trasero pasando el pie por debajo –la Kuga ya lo traía hace bastante–. En seguridad, viene con seis airbags, control de estabilidad, control de tracción y anclajes Isofix para sillas infantiles.

La CR-V 2018 viene importada de los Estados Unidos y por eso deberá pagar 35 por ciento de aranceles extrazona –antes no los pagaba porque se importaba de México–. Es por esto que ha recibido un importante aumento de precio. Ahora se ofrece en una única versión full llamada EXT AWD a 57.200 dólares, con una garantía de tres años o 100 mil kilómetros.

El desafío para Honda es conservar el liderazgo del segmento C-SUV, con un producto excelente en lo mecánico, en el confort y en la tecnología, aunque a un precio algo elevado comparado con la competencia.

 

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