Renata Repetto: ojos bien abiertos

La hija de Nicolás Repetto y Florencia Raggi tiene todo para ser una 'it girl', pero se desmarca de las etiquetas. Estudió teatro, probó con el modelaje y hoy elige la música. Con dieciocho años recién cumplidos, maneja, toma, fuma y descree de los excesos. "Conmigo, el lema 'salimos, morimos hoy' no va".

A sus dieciocho años, Renata disfruta del ideal de la vida adolescente: anonimato para desenvolverse en el día a día como una más entre sus amigas y el free pass que representa su apellido para darse esos lujos reservados al mundo de las celebrities. Equilibrio que rompe conscientemente con incursiones en el modelaje o con sets musicales junto a su padre en Instagram o con Ale Sergi.
“Antes de dar un paso, asegurate de que el segundo sea en la misma dirección. Hacé siempre todo a fondo. Si estás dando una nota, que sea porque tenés algo para decir; si hacés una canción, porque sabés que le va a gustar a alguien. No hagas nada a medias y no muestres nada que no esté terminado.” Renu -así le dicen– cuenta que todo lo que hace es sobre la base de ese consejo de su papá. “Sé que mis padres son importantes en el ambiente, pero sin duda, y aunque mi madre después me diga algo, mi mayor referente es él”, dice con sonrisa orgullosa.
"Que mis padres sean importantes en sus trabajos me hizo conocer todo desde siempre, pero no hago nada para que la gente me ponga al mismo nivel"
–¿Cuándo entendiste quiénes eran tus padres?

–Desde siempre, cuando era más chica mi papá era furor. Tal vez ahora se haya aplacado su popularidad pero recuerdo una vez que fui al cine con ellos y fue un bajón de fotos y autógrafos. Todos la pasamos mal ese día, no lo hicimos más. Pero el arte fue más por mí que por ellos. No es que me gustan el cine, la música y la fotografía porque lo hacen ellos. Es más, si bien no me alejaron de todo eso, siempre me dijeron que no haga nada por ellos.

–Son el paradigma de la familia ensamblada.

–Sí, la verdad que sí. Pero somos una gran familia: tengo dos hermanos por parte de mi viejo, Nico y Vale, que son hijos de Ceci; Juana es hija de Reina, y, de mi madre y mi padre, Francisco, al que le decimos Chulo.

–¿Cuánto más te pueden retener en casa?

–Poco (risas). Saben que en cualquier momento me rajo. Tengo que conseguir un trabajo fijo que todavía no tengo. Nunca trabajé porque mi colegio es muy exigente, de ocho horas por día y después clases de canto y piano. Lo termino en estos días, no me llevo materias. Es un colegio de barrio, muy tranquilo, pero tiene exámenes internacionales todo el tiempo. Tengo dieciocho recién cumplidos, pero cuando tenga autonomía económica me voy.o, es lo que más tenemos en común. Sentarnos en su estudio y que me enseñe todo: guitarra, piano, batería. Él toca todo muy bien, tal vez todos lo tengan como conductor y animal de tele, pero es muy musical.

–Recuerdo la típica nota de verano con ustedes en la playa, Nicolás Repetto manejando un cuatriciclo... ¿Qué imagen recordás vos de tu infancia?

–Los flashes que tengo de mi infancia son con mi padre enseñándome a tocar el piano, es lo que más tenemos en común. Sentarnos en su estudio y que me enseñe todo: guitarra, piano, batería. Él toca todo muy bien, tal vez todos lo tengan como conductor y animal de tele, pero es muy musical.

–¿La actuación llegó por tu madre?

–Sí. Cuando le dije que quería ser actriz, hace ya muchos años, me aconsejó estudiar teatro con Nora Moseinco. La idea era tomar el teatro desde el lado del juego, de la improvisación. Después fui variando de profesores y en ese ínterin, donde no enganchaba con ningún maestro, me acerqué a la música. Empecé con el piano, después con la guitarra y por último me lancé a cantar. Escribía mucho en mi cuaderno, pero estudian-do canto me decidí a componer.

–¿Sentís el peso de tus padres?

–La verdad que no. Los tomo más como consejeros que como un ejemplo a seguir. Que ellos sean importantes en sus trabajos me hizo conocer todo desde siempre, pero no hago nada para que la gente me ponga al mismo nivel. Claro que el apellido muchas veces me jugó en contra, porque te expone ser “hija de”, pero también reconozco que muchas cosas se me facilitaron y dependió de mí aprovecharlas o malgastarlas.Es muy difícil trazar una línea de personalidad sobre una niña de dieciocho años recién cumplidos cuando en su horizonte el cine, la música y las ganas de viajar por el mundo brillan con idéntica intensidad. Pero su humildad y simpleza ganan la apuesta.

La timidez de sus gestos, sus preguntas al finalizar una oración y su capacidad de sorpresa la devuelven a su florida adolescencia. Fóbica a las tortugas, enamorada de Nueva York y apasionada de las películas románticas basadas en los libros de Nicholas Sparks, se ilumina cuando habla de Netflix y sonríe con culpa cuando menciona su reciente viaje de egresados a Cancún.

–El modelaje no es lo mío, pero mi hermana Juana me propuso ser la protagonista de su campaña de ropa teatral Ámbar La Fox. Después seguí haciendo algunas cositas de modelo, pero no me gusta. No creo que lo haga más. Me da pánico sacarme fotos, no es mi zona de confort. Ya se cumplieron tres años de eso. Hoy lo tomo como un juego familiar.

–Tengo entendido que no le gusta que fumes.

–Es cierto. Al principio se enojó mucho, después lo aceptó. Fumo desde los ca-torce años. Ahora fumo delante de ellos. Pero peor es mi viejo, que fuma habanos y tapa todos los olores (risas).

–¿Te controlan mucho?

–Me tienen mucha confianza. Hablamos mucho de todo. Pero sí, si no llego a las cinco o seis de la mañana, ya están alertas. Trato de hacer las cosas bien. No es que sea una santa; me divierto, salgo, tomo, fumo, pero con responsabilidad. Si me llevo el auto, no tomo nada. Mis padres me hablan mucho de los excesos, de las drogas, de lo que puede pasar en la no-che. No me divierte arruinarme. Me molesta la gente que llega al extremo. Uno siempre tiene esos amigos que no paran hasta caer, pero yo no me sumo. El lema “Salimos, morimos hoy” no lo acepto.

–¿Estás preparada para que la prensa te invente romances y escándalos?

–Estoy acostumbrada al asedio periodístico por mis viejos, pero la verdad es que no me gusta, no me divierte. Soy muy perfil bajo y siempre me comporto igual. No soy una persona en el ámbito privado y otra en el público. Sí en el trato, con mis amigos soy de una forma y con mi familia de otra, pero eso es natural.

–¿En dónde son una familia normal, que puede ir de shopping y después a cenar al patio de comidas?

–En México. Yo puedo ser yo en todos la-dos, por suerte, pero con mis padres y her-manos, en Tulum. Allá no somos nadie. Está buenísimo (sonríe).

–¿Te da miedo andar por la calle?

–Cero. Trato de tomar los recaudos normales que toma cualquiera, pero no hago nada especial. Cuando voy a un boliche y me ponen un patova cerca me da mucha vergüenza. Voy y pido que me lo saquen.

–Contame de tu unión con Ale Sergi.

–Lo de Ale Sergi surgió porque vio unas fotos que me sacó Urko Suaya y le copó hacer conmigo Nenas impostoras, un fashion film donde debuto cantando una canción con él como guitarrista. Recuerdo que fui a su estudio y en cuarenta minutos ya teníamos la canción. Ahora debería estar por salir.

–Vi un video en Instagram donde cantás, muy bien, con tu papá.

–Igual me veo a futuro cantando más jazz que pop. No me veo bailando sobre un escenario pero sí algo más tranquilo, tipo standars. Primero me anotaré para estudiar cine y después quiero hacer un viaje por Europa para conocer París, Ámsterdam y Londres. Calculo que 2017 será un año de muchos estímulos nuevos.

Stylling: Gimena Bugallo

Hair stylling: Gabo Escobar para Estudio Juan Olivera

Make up: Justina Dubarry para Frumboli Estudio con productos Lancôme

Agradecimientos: Carolina Müller, Carmen Steffens y Allô Martínez

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