Nicolás Zaffora: Herencia Italiana

La tradición del traje artesanal hecho a medida cobra un nuevo espíritu de la mano de este talentoso sastre, quien desde su atelier en Club Arroyo remite con sus diseños a la más exquisita estirpe europea.

Lo primero que confeccionó Nicolás Zaffora fueron hábitos religiosos. Y ahora es uno de los más prestigiosos sastres argentinos, con sólida experiencia en prendas bespoke (hechas a medida). Es la tercera generación de artesanos italianos dedicados a la talabartería y a la sastrería. Cuando empezó a delinea r el concepto de su firma Zaffora Bespoke, nacida en 2010, apuntó a algo único y exclusivo, con el sello de una empresa familiar y tradicional. En su atelier hace trajes a medida de los cuales los clientes eligen todos los detalles. Cada uno le lleva entre 35 y 45 días de trabajo.

–¿Dónde te criaste?

–Soy de Azul, me crié con mis abuelos, uno talabartero y el otro sastre, ambos italianos. Aprendí el oficio con ellos, entre los retazos de los cueros y los sacos. Ahí tuve mi primer piso y después, a los 12, vine a hacer la secundaria acá, en un internado en el Liceo Militar. Estuve cinco años, terminé el secundario y después me metí en una congregación religiosa en un monasterio y empecé a hacer los hábitos religiosos. Me fui en 2005 y empecé a ver qué quería hacer de mi vida. No tengo espíritu de empleado, necesito crear algo que sea mío. Trabajé un tiempo hasta que un coach me hizo la pregunta justa: “¿Qué sabés hacer?”. “Coser”, le contesté, y así arranqué.

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–¿Qué tipos de trajes existen?

–Hay tres tipos de trajes sastre: ready to wear, made to measure y bespoke. Ready to wear es uno listo para llevar, que si es necesario te lo entallan un poquito y te lo llevás a tu casa por un precio que puede ir de 500 pesos a 5.000 dólares; made to measure se hace de cero a medida, pero de modo industrial, y bespoke, que es el que hago yo, es un traje artesanal a medida. Las principales casas del mundo de trajes sastre son boutiques que no tienen sucursales. En Londres hay una calle famosa que se llama Savile Row: dos cuadras donde están las sastrerías más importantes. Allí se visten todas las estrellas inglesas de Hollywood. No falla ninguno, los que saben van ahí.

–¿Cómo es el proceso de un traje bespoke?

–Está hecho casi todo a mano y, en menor medida, con la máquina común recta, que es una tecnología que tiene
por los menos 200 años. Son unas 60 horas. Solamente con la chaqueta tenemos unas 5.000 puntadas a mano. El cliente viene con una idea, elegimos un género, un diseño, tomamos las medidas, hacemos un molde y al menos tres pruebas para pasar todo ese conocimiento al molde, que es un papel que no va a tener variaciones. La primera prenda va con ese molde, con nombre y apellido, con sus características, sus gustos, sus asimetrías, sus volúmenes, sus defectos y virtudes, tratando de ocultar unas y favorecer otras. Demoro de 35 a 45 días en hacer un traje completo.

–¿Todo tipo de cuerpo puede lucir un buen traje?

–Sí, a cualquier tipo de cuerpo le puedo hacer una prenda que le quede lo mejor posible con sus características.

–¿Qué ventajas tiene un traje bespoke?

–El perfecto manejo de los volúmenes y la imagen, la comodidad, la vida útil, la calidad en las terminaciones, todo es diferente. Por más que Prada o Balenciaga o cualquier marca de lujo haga un made to measure, siempre va a ser más caro un bespoke, porque no se puede multiplicar la mano de obra, ya que está tan cualificada que no hay forma, lleva muchísimos años de aprendizaje.nicolas-zaffora-2

–Has comentado en otras entrevistas que existen dos tipos de clientes.

–Así es, están los que no quieren verse mal y los que quieren verse bien. La diferencia es que al que no quiere verse mal le alcanza con poco. En general va a buscar colores neutros, grises, azules, camisas blancas, celestes, zapatos negros, medias negras. Es simple y ante la pregunta “¿estética o comodidad?” siempre va a contestar “comodidad”. El que quiere verse bien siempre quiere más, pero no estoy hablando de cantidad sino de detalles, va a decir frases como “si tiene que doler, que duela”.

–¿Qué personalidades de Buenos Aires se visten bien?

–Por lo general, la gente conocida no se viste bien, en todo caso puede llegar a haber uno que es prolijo, pero con estilo e identidad, acá no hay. De afuera, Eddie Redmayne, Colin Firth y Daniel Day-Lewis, todos ingleses que se visten en Savile Row.

–¿El traje siempre está vigente?

–Siempre. No hay una prenda que genere mejor imagen en el hombre. En los años 60, 70 y 80 hubo una tiranía de la moda tremenda, que perdió todo lo anterior que venía de entre los años 20 y los 50, que era el estilo propio, porque la palabra estilo es subjetiva y personal, la moda es comercial.

–No puedo evitar pensar en Frank Sinatra y el Rat Pack.

–Frank Sinatra, Fred Astaire, Clark Gable, Humphrey Bogart. Todo eso se fue perdiendo. El traje sastre nació en
las sastrerías artesanales pero no se llamaba bespoke, porque era lo único que había. Toda esta gente que nombramos vestía a medida, pero después de la Segunda Guerra y con la expansión comercial de los Estados Unidos invadiendo todo el mundo con sus productos, los trajes listos para llevar empiezan a estar un poco mejor hechos y se venden más y a un menor precio.

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