Está agrandado

Ostenta nuevo diseño, motor naftero de 1.5 litro, cinco puertas y acertados sistemas de seguridad. Es más largo y con mayor distancia entre ejes.

El Ford Ka se lanzó a nivel mundial en 1997 y despertó comentarios a favor y en contra porque su diseño New Edge no sólo era futurista, sino que además no existía otro modelo con tal nivel de audacia. Finalmente, con casi dos años de demora desde su lanzamiento, el nuevo Ka se presentó en nuestro país y un equipo de El Planeta Urbano lo manejó durante una semana por calles y rutas para evaluar al pequeño producto de Ford.

En su tercera generación, el Ka adapta las líneas del Kinetic Design, características de la marca a nivel global, donde se destaca una parrilla hexagonal y un nuevo formato de las luces delanteras, a la vez que abandona las formas New Edge.

Además, ahora es más grande, ya que mide 3,88 metros de largo (cinco centímetros más que la versión anterior), la distancia entre ejes es de 2,49 metros (creció cuatro centímetros) y la capacidad del baúl es de 257 litros. Esto es posible porque se produce sobre la plataforma del desaparecido Fiesta KD brasileño, lo que le permite ofrecer un mayor espacio interior.

Para esta nueva etapa, el Ka se presenta sólo en formato hatch de cinco puertas y en tres versiones de equipamiento: S, SE y SEL (la versión probada por El Planeta Urbano). Para la versión sedán habrá que esperar un tiempo.

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Otro dato importante es que con esta nueva figura, el Ka ya pasa a tener otro comportamiento en la ciudad y en la ruta, producto del eficiente motor aftero de 16 válvulas,  1.5 litro y 105 CV (que ofrece un torque de 138 Nm a 4.500 rpm), acoplado a una caja manual de cinco velocidades. Esta combinación caja-motor permite obtener buenas prestaciones y un bajo nivel de consumo. Los números hablan por sí solos: alcanza una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 8,8 segundos y una velocidad máxima apenas por encima de los 180 km/h. Y en materia de consumo se lo puede considerar en la categoría de los “económicos”, ya que en el tránsito urbano gasta 8,8 litros cada 100 kilómetros, número que baja a 7,7 litros en la misma distancia cuando se sale a la ruta a una velocidad promedio de 110 km/h.

Obviamente, la ciudad es su lugar en el mundo. En principio, por la excelente dirección con asistencia eléctrica, que permite realizar todo tipo de maniobras sin demasiado esfuerzo. Y además por lo bien que anda sobre pavimento o empedrado. De hecho, se lo siente sin vibraciones y seguro. Ya en la ruta, el nuevo Ka hace valer su fisonomía hatch, por lo que viaja firme, con buenas suspensiones y con la ventaja de contar con el sistema de Control de Estabilidad, que permite tomar una curva a velocidad y que el auto no desvíe su trayectoria. Otra novedad es el asistente de arranque en pendientes.

Para sintetizar, es un auto divertido, más cómodo que la versión anterior (está homologado para cinco pasajeros) y muchísimo más equipado. Una evolución del Ford Ka que le permite liderar la parte baja del segmento B con un producto que espera sumar nuevas versiones antes de finalizar 2016.

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