Liz Solari: Perla Negra

Es una de las mujeres más bellas de la argentina. A los 32 años, lanzó su colección cápsula para Blackmamba, prepara un documental y ya pisa fuerte en el mundo de la actuación: fue premiada en Italia y está lista para hacer su arribo a Hollywood.

    

 

"La verdadera felicidad no está afuera. La verdadera felicidad está en el interior.”

 

 Esa fue la frase que llevó a David Lynch a sumergirse en el universo de la meditación trascendental, la misma técnica que Liz Solari abraza para sentirse plena y echar luz en los momentos de dolor y oscuridad. “La vida nos ofrece diferentes oportunidades de abrir conciencia, de tomar contacto con uno mismo. Puede ser de una forma dolorosa, la cuestión es cómo reaccionás: ¿te victimizás o te permitís abrir tu corazón, tu alma y despertar?”, reflexiona con cierta alegría contagiosa. “Me siento bien conmigo misma”, reconoce, y aclara que no se trata de fórmulas mágicas sino de responder día tras día a cuestiones tan básicas como necesarias: “¿Qué me hace feliz? ¿Cómo hago para ser una buena persona? ¿Cuál es mi función en este momento?”. 

  

 

–Hablamos de búsquedas.

 –Sí, de eso se trata, porque en esas búsquedas descubrís lo que te hace feliz. Para mí, ser actriz es una extensión de mi felicidad. Me ayudó a despertarme. De alguna manera me siento como una niña, porque permito realizarme. Todo el tiempo me estoy reacomodando con lo que siento, con lo que me hace bien.

 

 

En lo alto de su carrera como modelo, la hermana del Indiecito Santiago Solari, una de las perlas de Pancho Dotto, se bajó de las pasarelas para redescubrirse como actriz. La repentina muerte de su novio y la exposición en los medios empujaron la decisión y partió rumbo al Royal Central School of Speech and Drama, en Londres, donde realizó un máster que le cambiaría la vida para siempre.

 

  

–Son pocos los que se animan a dar un volantazo como el tuyo.

 –No tuve problemas en hacerlo y no creo que los tenga si necesito hacerlo de nuevo. En aquel momento el dolor reafirmó quién fui y quién soy. No tengo miedo de encarar nuevas cosas, porque todo lo hago con dedicación y responsabilidad. Me focalizo en que lo voy a hacer bien.

 Soy muy autocrítica, no creo que haya persona más dura conmigo que yo misma. Para mí es importante animarse.

  

–¿Te gustan los desafíos?

 –Me encantan.

  

–Parece que nada te detiene. Ahora te lanzaste como diseñadora con la colección cápsula de alto verano que creaste para Blackmamba.  

–Fue algo sumamente creativo y espontáneo. Siempre estuvo la posibilidad de hacerlo. Imaginate, con tantos años metida en el mundo de la moda… Pero no encontraba el momento ni la necesidad de hacerlo, hasta que un día brotó la idea. Quería trabajar con libertad, no ajustarme a un objetivo comercial. Les conté a las chicas de Blackmamba lo que buscaba y me dieron rienda suelta.

  

–¿Qué te inspiró?

 –La naturaleza. Amo la naturaleza, su energía, su fuerza, sus colores. Amo a los animales, los verdes.

 

 

Las imágenes de la campaña a la que Liz bautizó Raw (“Crudo”, en inglés) fueron shooteadas por su novio, el fotógrafo Nacho Ricci, en la paradisíaca Riviera Maya, en México. “Hicimos unas fotos bellísimas”, asegura. Liz no sólo es la musa de Nacho, quien no deja de capturar con su cámara la belleza de esta mujer que nació en Barranquilla, Colombia, porque su papá, Eduardo Solari, era en aquel momento técnico del club Junior. “Con Nacho compartimos un mundo creativo y espiritual. Nos apoyamos y cuidamos mutuamente.” Fue en mayo de este año, primero con una imagen en Instagram y luego en la mesa de Mirtha Legrand, que Liz mostró su llamativo cambio de look: del rubio pasó al cabello oscuro. La razón de ser: Estocolmo, el unitario que filmó para la productora de Nacho Viale, junto a Juana Viale, Esteban Lamothe, Luciano Cáceres, Jorge Marrale y Leonor Benedetto. “Estoy muy entusiasmada con el trabajo que hicimos, por meternos con una temática tan dura, como es la trata de personas. Es importante poner luz a temas oscuros, como es el de la esclavitud sexual”, dice.

 

 

–¿Cómo te preparaste para dar vida a este personaje?

 –Investigué mucho. Hablé con personas que pasaron por esta situación, vi un montón de documentales. Mi personaje es el disparador de la historia, es la chica que desaparece y con la que comienza a tejerse la historia de intereses. Es un drama realista basado a una problemática a nivel mundial, uno de los mayores negocios junto al tráfico de armas y el narcotráfico.

  

 –Cerrás 2015 con mucho éxito. Un año que te consagró como actriz revelación por tu trabajo en el film italiano Sei mai stata sulla luna?, en Ischia Global Film Festival.

 –Uh… fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Estoy muy feliz con lo que estoy construyendo. Estos reconocimientos son muy estimulantes, me dan mucha energía y ganas de seguir haciendo. Allí me topé con grandes artistas.

 

 –En Italia construiste una carrera interesante como actriz.

 –Se dio naturalmente. Mi primer protagónico lo tuve en una tira (Champs 12), luego le siguieron otros trabajos en televisión y cine. Me siento muy valorada.

 

–¿Pensás en Hollywood?

–Sí, la idea es comenzar a meterme en ese mercado. En los próximos meses viajo para allá. Tengo tres proyectos para hacer en Italia, una película para filmar acá, y la idea es avanzar con el documental que escribí y que voy a filmar.

 

–¿Un documental?

–Lo estoy desarrollando, es un proyecto que nace del alma. Estoy preparándolo con el asesoramiento de Gastón Pauls. Va a hablar de lo que nos pasa como humanidad. Lo voy a filmar en diferentes partes del mundo, tiene que ver con todo lo que me interesa y me preocupa. Es un proyecto que nació de un lugar genuino, de una necesidad interior. 

 

Liz no les teme a los compromisos: es una aguerrida defensora de los derechos de los animales, colabora con Unicef y realiza un incansable trabajo en la ayuda de diferentes pueblos originarios. “No puedo quedarme sin hacer nada ante las injusticias, como lo que ocurre con tantas comunidades originarias cuyas familiar fueron violadas por generaciones, una y otra vez, echadas de sus tierras. Hice acciones puntuales junto a la comunidad guaraní Ivoty Okara, de Bonpland, Misiones. Estoy atenta a las necesidades, intento aportar mi granito de arena. Me interesa abrir los ojos y ayudar a que otros los abran. Lo hago desde un lugar desinteresado que me llena de felicidad”, asegura.

 

–Te criaste en el campo, rodeada de varones, con un papá técnico de fútbol y una mamá profesora de educación física. Sin duda, el concepto de vida sana y equilibrada viene de aquellos tiempos, pero con los años se hizo más fuerte y hoy sos vegetariana. ¿Creés que lo que comemos nos refleja?

–La alimentación es otro pilar importante en mi vida. Agradezco tener comida y la disfruto. Comer sano proyecta un cuerpo nutrido. Estoy convencida de que es necesario prestar atención a lo que comemos.   

 

 

 

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