Relajate y goza

 

 La diversión no sólo es necesaria para el balance emotivo y espiritual, también hace bien físicamente porque aligera la ansiedad, libera endorfinas, reduce la presión arterial y tiene efectos positivos para prevenir enfermedades.

La espiritualidad es una búsqueda de nuestra propia esencia existencial, y si la desarrollamos con humildad y alegría es mejor. Como un niño explorando y conociendo el mundo que lo rodea, la exploración de la esencia intangible de lo espiritual debe llevarse a cabo con diversión, disfrutando con alegría cada paso, sin dejar lugar a la frustración del “no logro” y la tristeza que produce la falta de vida interior.

La diversión es un camino hacia la iluminación que aligera la ansiedad, afloja los archivos adjuntos que acumula la responsabilidad y permite dejar de lado la necesidad de tener razón cuando el camino es comandado por el ego. La diversión y la risa son poderosas herramientas espirituales porque son parte de nuestro propio niño interior, el que guió nuestro desarrollo cuando el espíritu no tenía condicionamientos sociales. Son propiedades inherentes de nuestro espíritu libre que ayudan a quitarnos la camisa de fuerza de la conformidad social y la exigencia personal.

La vida no es predecible y programable, ajustada a normas y conclusiones lógicas que no son la mejor opción. Siempre es posible tomar perspectivas alternativas como las basadas en construir nuestra realidad desde adentro hacia fuera, sintiendo que quien está al mando es una esencia espiritual que, para alcanzar su logro, debe tomar la vida como un juego y no como un desafío a vencer. A la vida no se la conquista o se la pelea, se la disfruta tomando cada alternativa como un juego dentro de un parque de diversiones.

A través del poder de la risa se abre un caleidoscopio de nuevas posibilidades que nos permite transmutar el sufrimiento y el padecimiento que, como parte de un aspecto ilusorio creado por nosotros mismos, son parte de la falta de comprensión humana.

REALIDADES DIFERENTES

El poder transformador de la diversión se basa en que se puede crear una realidad diferente en tu mente, sentirla con otras emociones, ponerla en un lugar que te permita observarla desde otra perspectiva. Algunas personas tienen el raro don de introducir la diversión en situaciones tensas y liberarse de la carga mediante la risa. Todos tenemos la capacidad de hacerlo si somos conscientes de que jugando responsablemente siempre se gana.

El mayor ejemplo de que se aprende ante los mayores desafíos está en el reino animal. En la naturaleza, los animales juegan simulacros de batallas feroces. Aprenden a defenderse y a cazar jugando con sus hermanos. Leones cachorros se persiguen, se muerden, se cazan entre sí como parte de un juego que los entrena para la vida; los chimpancés que pegan saltos mortales y trepan árboles practican lo que será su principal herramienta de defensa. La diversión, incluso, cruza las líneas de las especies. Se ha visto perros jugando con gatos y leones con otros que, en ocasiones, son sus presas. Un estudio de los osos pardos de Alaska mostró que los que jugaron mucho como cachorros eran los más propensos a sobrevivir.

La diversión es importante y hay un montón de ejemplos en las tradiciones espirituales. Hay un proverbio japonés que dice: “El tiempo que se pasa riendo es el tiempo que se pasa con los dioses”. En las tradiciones budistas tibetanas, el aspecto de la risa es enfatizado. Hay una cita en la espiritualidad que dice: “El aprendizaje perfecto detrás de toda experiencia surge cuando no nos identificamos con la experiencia como buena o mala, cuando podemos reírnos de todo lo que pasa. Significa que aprendimos cómo jugar sin juzgar el juego de la vida”.

Una pregunta recurrente al comenzar a recorrer el camino espiritual es la siguiente: ¿cómo practicar la espiritualidad? Y la mejor respuesta es: vivir como siempre, pero conscientes de nuestra propia naturaleza, porque somos, ante todo, un espíritu. La vida es una experiencia espiritual, y si somos conscientes de ello, la experiencia cambia automáticamente de perspectiva, pasa a ser un divertimento del espíritu.

¿Quién dice que no podemos ser a la vez espirituales y divertidos? Divertirse ilumina, nos hace sentir más ligeros. Las personas verdaderamente espirituales son luminosas, sanas y divertidas, reflejan lo que son y dan confianza y alegría a los que están a su alrededor. La primera ley de la espiritualidad es contagiar al prójimo con tu propia alegría: “Estar cerca tuyo levanta mi espíritu”. La diversión es el principal alimento que elimina el sufrimiento del hambre interior.

Con demasiada frecuencia, no tenemos tiempo para divertirnos porque pensamos que las cosas más importantes que hacer se deben afrontar seriamente.

LA DIVERSIÓN COMO MEDICINA

Se dice que los niños pequeños se ríen entre cien y doscientas veces al día porque todo lo ven como un juego. En comparación, la gran mayoría de los adultos apenas se permite hacerlo menos de diez veces. Los niños hasta lloran cuando los adultos los despiertan de sus formas de juego.

La risa es buena no sólo para el alma y el espíritu sino también para el cuerpo. Aumenta los anticuerpos que combaten las infecciones respiratorias; secreta una enzima que protege el estómago de las úlceras que forman la infelicidad; mejora la condición de los músculos abdominales; relaja los músculos de todo el cuerpo; ayuda a reducir los síntomas de la neuralgia y el reumatismo; tiene efectos positivos sobre las funciones mentales; reduce la presión arterial y la frecuencia cardíaca; ayuda a combatir infecciones; libera endorfinas que proporcionan alivio del dolor natural; ayuda a mover nutrientes y oxígeno a los tejidos del cuerpo. Y te hace sentir bien.

Como decía el teólogo católico G. K. Chesterton: “Los ángeles pueden volar porque se toman a sí mismos a la ligera. Mientras diablos y demonios cayeron en desgracia debido a la pesadez de su orgullo, la avaricia y la ira que los atrapa en el infierno de la infelicidad”.

LA RISA Y LA INOCENCIA

Gracias a Dios por la risa y por que deja exteriorizar la esencia de la inocencia en nosotros. ¿Estás agobiado por los problemas? Reíte de tal manera que veas que la mejor forma de librarte del problema es liberándote de la tensión que te provoca. Reíte de tus propias rutinas, de tus propias incapacidades, de tu falta de resolución. Reíte de lo absurdo del caos, de las situaciones que te aquejan. Entonces estarás encontrando una fortaleza basada en que todo tiene solución cuando tomás la vida como una diversión.

Así como los desafíos de la vida simplemente se presentan, tampoco la risa se programa, surge espontáneamente, por lo que ante lo que te causa temor simplemente dejá que sea la risa la que expulse tu energía nerviosa. La risa es una expresión del espíritu, y la diversión es el camino hacia la espiritualidad. El espíritu de diversión en mí saluda a tu espíritu de diversión. Si todo se tomara de esta forma, no dejaríamos lugar al conflicto.

Un proverbio japonés dice: “El tiempo que se pasa riendo es el tiempo que se pasa con los dioses”.

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