El hombre que ríe

 

CÓMO SE CONSTRUYÓ A SÍ MISMO EL CONDUCTOR QUE DESDE HACE 25 AÑOS ES SINÓNIMO DE ENTRETENIMIENTO. AL FRENTE DE DOS PROGRAMAS DE TELEVISIÓN Y UNO DE RADIO, HABLA DE SU FAMILIA Y DE SUS COMIENZOS SIN PERDER LA SONRISA.

 

Se ríe cuando conduce, cuando hace ficción, al participar como invitado en algún programa, durante un sketch. Alejandro Wiebe, Marley, hizo de su buen humor una marca registrada y está presente en todos los proyectos que encara. Cuando era chico soñaba con sentarse al lado de los músicos que hacían las canciones que le gustaban y los actores de las películas que miraba. El éxito, dice hoy, le llegó de repente. Con 25 años de carrera, está al frente de La ciencia de lo absurdo (los lunes a las 22, por Nat Geo, donde repasa leyes de la física y la química a través de bloopers), Elegidos, por Telefé, y La ley de Marley, una tira diaria en Radio Con Vos. Entretener, reunir a la familia y disfrutar lo que hace, sus claves.

 

–¿Podrías hacer algo que no implique hacer reír al público?

–Me gusta reír, tengo humor, no suelo enojarme. Si pasa algo terrible enseguida trato de buscarle el lado bueno y no ahogarme en un vaso de agua. Si hago segmentos más serios también intento buscar la manera de divertirme. Hay muchos chicos que siguen mis programas y me encanta comunicar de esta manera.

 

–Tus programas atraviesan generaciones. ¿Buscás formatos que sean atractivos para todos?

–Me encanta poder hacer programas que unan a la familia. Recuerdo que cuando era chiquito en casa nos sentábamos frente al único televisor que había y veíamos programas todos juntos. Cuando volvía de la escuela miraba El hombre nuclear, y a la noche con mis viejos mirábamos Mesa de noticias. Los sábados compartíamos alguna película, y durante los partidos importantes se preparaba una comida, nos reuníamos todos. Hoy eso cambió, quizás los chicos están en sus cuartos encerrados con la computadora, los padres hacen otra cosa. Está bueno volver a compartir.

 

–¿Qué cambios ves entre el Marley de los comienzos y el actual?

–Me fui soltando mucho, ya van 25 años de profesión. Tenía 19 años cuando entré a Fax, en 1991. Mi gran maestro fue Nicolás Repetto, él me hacía pasar momentos que eran incómodos y divertidos, eso me obligó a adaptarme. Yo venía acartonado pero me provocaba todo el tiempo, hizo que me relajara mucho. Yo no tenía idea de qué hacía ahí: no conocía a nadie de la producción, no tenía ningún familiar en el ámbito ni contactos. ¡Nunca había visto a nadie más que a Carozo y Narizota!

 

–No tenías ningún contacto pero eras parte de un programa que fue muy importante.

–Para mí era bastante improbable estar en un canal de televisión. Era un sueño porque amaba la tele y sucedió en el primer intento. Llevé un video, les caí simpático y quedé. Pero todo el tiempo me replanteaba el estar ahí, no perdía el asombro, quería saber cada detalle. Después vinieron las notas con Madonna, Michael Jackson, Luis Miguel. Invertí mi propio dinero para viajar al exterior a hacer esas entrevistas, me fui arriesgando. Cuando te dicen que le caíste simpático a Madonna y que le vas a hacer una entrevista de una hora a solas decís: “¿Qué hago, salgo corriendo o aprovecho esta oportunidad?”. La aproveché. También aprendí el trabajo que se hace detrás de cámara. Eso te hace crecer. Salís de ese lugar de “estrella”, la gente a veces exige cosas ridículas sin saber el esfuerzo que implican. 

 

–Ahora te vemos muy relajado pero costó romper el molde.

–Había entrado a 360 para hacer espectáculos. Un día me avisaron que iba a tener que conducir el programa y los invitados eran Pergolini y Pettinato. ¡Ni siquiera había internet para googlear! Preparé lo que pude, me moría de nervios. Fui al bar de la esquina de Canal 13, tomé una cerveza y volví. Estaba medio tentado porque yo no tomo mucho. No lo hice nunca más, pero en ese momento me tenía que desinhibir, ¿cómo hacía para conducir dos horas en vivo? Tenía 22 años. Por suerte salió divertido. Después llegaron los viajes, las entrevistas con Tom Cruise, Brad Pitt. Era la única persona que podía mantener una charla de una hora en inglés y repreguntar.

 

–Soñabas con estar en la tele, lo que implica convertirse en un personaje público. ¿Tenías claro eso desde el comienzo o te encontraste con la popularidad después?

–No tenía mucha certeza. Fue bastante repentino. En los cumpleaños de 15 de mis amigas escuchaba U2, Michael Jackson, Madonna. No me imaginaba que iba a estar sentado con ellos. Lo mismo con los actores: soy fanático del cine, coleccionaba revistas, pero no pensaba estar junto a Mastroianni. Pero estaba todo el día en el canal, los fines de semana viajaba para hacer notas. Sólo hablaba con el remisero que me llevaba al aeropuerto, no estaba muy expuesto a la vida normal. Si de casualidad estaba en Buenos Aires para el cumpleaños de un amigo, me hacían comentarios, o la gente me hablaba en la calle. No podía creerlo, no sabía que había pasado todo eso. Me fui adaptando. Yo no buscaba la fama; sí buscaba estar con esos actores y músicos, ese era el objetivo. Pero nunca imaginé que lo iba a alcanzar. 

 

–Hacés radio, televisión y pensás en nuevos proyectos, ¿cómo te desconectás del trabajo?

–Juego con mi perro, me gusta cocinar, me relaja, aunque me cuesta hacerlo del todo. Cuando termino me voy de viaje dos meses. En Asia encuentro una persona por día que me conoce. Pero tengo mucha paciencia, no me escapo ni nada por el estilo. Siento que estoy en Disney, soy un agradecido. No es que digo “uh, tengo que ir a laburar”. Trabajo de mi hobby, es lo mejor que te puede pasar. En el shopping, lo mínimo que podés hacer es ser agradecido y sacarte una foto, me parece ridículo no hacerlo. 

 

–En el secundario estudiabas Química, cuando lo terminaste cursaste Hotelería, ¿cómo tomó tu familia tu faceta artística?

–Fue raro al principio. Mi mamá siempre supo que me gustaba la tele, incluso me llevó al casting de Pelito. Empecé a estudiar locución pero mi mamá quería que hiciera una carrera “en serio”. Me anoté en Administración Hotelera. Al poco tiempo entré en Radio del Plata y en Fax, pero ella pensaba que era algo pasajero que me ayudaba a pagar la carrera. Me recibí, mi vieja estaba feliz. Después empecé a crecer en la televisión y se acostumbraron. Papá siempre estuvo superorgulloso, iba por el barrio y les contaba a los vecinos en qué programas iba a estar. Cuando empecé a ganar plata me di el placer de decirles que se retiraran y disfrutaran, que yo los bancaba.

 

–¿Qué va a pasar cuando no encuentres un formato que te interese hacer?

–Disfruto pensar formatos, me veo haciendo eso. No creo que deje la conducción pero sí buscaría algo más tranquilo para dedicarme al trabajo de atrás de cámara, más metódico y aplicado.

 

“ESTAR EN LA TELE ERA UN SUEÑO QUE SUCEDIÓ EN EL PRIMER INTENTO, PERO NO BUSCABA FAMA; BUSCABA ESTAR CON LOS ACTORES Y LOS MÚSICOS, ESE ERA EL OBJETIVO AUNQUE NUNCA IMAGINÉ QUE LO IBA A ALCANZAR.”

 

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