Hasta la victoria, streaming
Por primera vez en la historia de la música, el formato digital superó en ventas a los discos físicos. Los servicios en streaming toman la delantera pero todavía no está todo dicho.
Este empate técnico es un hecho histórico. Como todos los años, la Federación Internacional de la Industria Discográfica (IFPI) presentó su esperado informe “Digital Music Report” sobre el estado de la economía musical en el mundo que incluye a todos los países y todos los formatos. El documento indica que tanto discos físicos como digitales vendieron un 46 por ciento cada uno. Un número que ayuda a derribar mitos y charlatanería, que actualiza el estado de la cuestión, que incorpora las tendencias y que hace críticas al mercado, la industria y llamados de atención para no dejar pasar un año más irregularidades producto del nuevo orden de las cosas.
Los datos nos explican la realidad.
La venta de CDs y vinilos descendió durante 2014 un 0,4 por ciento con respecto a 2013 y sus ventas alcanzaron los 6.820 millones de dólares. La venta de música en formato digital fue de 6.850 millones de dólares. Con una pequeña diferencia de 30 mil dólares, por primera vez, lo virtual le gana a lo tangible.
En total, la música grabada (física y virtual) generó 14.970 millones de dó- lares. El informe pone de manifiesto un avance de los servicios de streaming en los usos y costumbres a la hora de escuchar y comprar música. Hay varias modalidades de música “digital”. Una de ellas son los servicios de suscripción de streaming (algunos pagos y otros gratuitos) que ya representan el un 23 por ciento del total de los ingresos de la música digital y generan 1.600 millones de dólares. El resto de las ventas de la virtualidad proviene de los discos vendidos a través de plataformas de internet, como iTunes, páginas de artistas, etcétera.
Los grandes jugadores en este nuevo partido son los que, valga laredundancia, sacan más partido al asunto y aportan muy pocos beneficios a la industria. Según el informe, mientras que Spotify y Deezer pagan los derechos y retribuyen a la industria, YouTube o Daily Motion no tanto. Durante 2014 sitios como YouTube (incluyéndolo) sólo aportaron a la industria 641 millones de dólares, mientras que Spotify, Deezer y similares pagaron 1.600 millones. Esto tiene que ver con el aporte que cada plataforma realiza a los derechos de autor pero también a los derechos de reproducción, de autor y de intérprete. Adivinen qué empresa no cumple con todas estas obligaciones. Un poco por voluntad propia y otro poco por la parsimonia de las entidades que no actualizan su metodología de cobro.
“Antes el cuco eran las compañías discográficas, hoy es YouTube, que es un monopolio enorme. Si yo te mos- trara lo que paga una plataforma de música online entenderías todo: son milésimas de centavos. Para una compañía grande puede hacer diferencia pero para los artistas independientes es muy poco dinero”, cuenta el músico y premiado productor Tweety González en diálogo con El Planeta Urbano mientras reflexiona sobre una discusión que recién empieza: “Con la discográfica el artista gana menos aún, pero todo está en un momento de cambio”.
Otro dato revelador es que mientras la descarga de música ilegal se contrae, crece la cantidad de suscriptores en servicios Premium como Spotify, Deezer y Napster, entre otros, que asciende a 41 millones de usuarios que pagan por escuchar todo el catálogo disponible y 100 millones que lo hacen con el servicio gratuito. La gran diferencia es que, una vez abandonado el abono, ya no pueden acceder a los discos aunque las estadísticas indican que los usuarios así lo prefieren. Un 38 por ciento de los entrevistados por el IFPI reveló que prefiere escuchar música online antes que tener el CD o el disco guardado en su dispositivo.
Durante 2014, el 69 por ciento de los internautas consumió música de forma legal y un 20 por ciento descarga sus discos a través de plataformas P2P.
¿Y POR CASA CÓMO ANDAMOS?
Durante los últimos cuatro años Latinoamérica viene creciendo y ya representa un 4 por ciento del mercado mundial de la industria. Claro que en cada uno de estos países la resistencia es fuerte, tanto por parte de los usuarios como de la industria y de los arcaicos métodos de las asociaciones que cobran y reparten los derechos. Los usuarios no tienen la culpa, los servicios de streaming precisan buenas conexiones a internet para funcionar y altas tasas de penetración de internautas, pero va queriendo. “En la Argentina va a pasar lo mismo que sucede mundialmente pero un poco más tarde. Aquí se siguen editando CD físicos, son necesarios para la prensa y la distribución, y por esa razón sobrevivirán. También hay un auge del vinilo, que además de tener un margen de ganancia mucho más rentable tiene arte de tapa y calidad”, cuenta Tweety González y enumera los beneficios del disco de vinilo que desde los 90 no tenía márgenes significativos de venta.