Dalma Maradona: la princesa sin corona
La mayor de las herederas del ídolo del fútbol está decidida a hacerse su nombre propio como actriz y se anima a ironizar sobre la idea de que su papá es Dios.
Podría esperarse que una figura con su linaje se maneje como una diva y llegue con un séquito de asistentes arrastrando tres chihuahuas y exigiendo un trato especial. Pero no lo hace; por el contrario, Dalma es una chica tranquila que coordinó el encuentro ella misma por whatsapp y se animó a responder sobre todo en una charla que deja claro por qué, más allá de su apellido, es ella misma. Una hija que se anima a retar a su papá y que lo admira por cuestiones que superan lo futbolístico.
–¿Qué te ayudó a tener los pies sobre la tierra?
–Mi mamá es muy responsable en ese sentido y mi papá también. Si él, siendo la persona más famosa del mundo, no se la cree, ¿me la voy a creer yo? No existe esa posibilidad.
–¿Tenés muchas cosas caras?
–Tengo un montón de cosas que me gustan y, por suerte, me puedo comprar lo que quiero, pero soy bastante tranquila.
–¿Pros y contras de ser Maradona?
–Cuando era adolescente me copaba porque entraba en todos los boliches en un toque y eso era genial, pero en cuanto a laburo, siempre tuve que demostrar que podía estar ahí, por eso hice la carrera de Arte Dramático en el Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA). Es un lugar que me formó como persona además de como actriz porque no sólo tuve a los mejores profesores del mundo, también conocí gente que vino de su provincia a estudiar acá, que llegaba corriendo porque salía de aburar de lo que podía para pagarse el hostel.
–Un espacio muy heterogéneo, ¿fue tu primer contacto con otras realidades?
–Bueno, yo había ido a un colegio privado que era una burbuja total. Si bien antes había trabajado como actriz en lugares donde mi situación no era igual a la de algunos compañeros que mantenían a sus familias, acá fue más impactante.
–La gente tal vez espera que tu papá, o vos misma, levante un teléfono y le diga a Suar que te ponga en Guapas.
–Me encantaría estar en Guapas, pero nunca levantaría el teléfono para hacer eso y si mi papá lo hiciera, lo mataría. Sabe que está prohibido.
–¿Lo fuiste frenando mucho?
–Creo que es un poco mi rol con él y lo acepta así, bajó un montón de cambios. Tengo una relación distinta ahora, cuando era adolescente era más difícil.
–¿Qué es lo más importante que te enseñaron tus padres?
–Si bien, gracias a Dios, tuve todo y nunca me faltó nada, cuando me compraban una muñeca nueva, sabía que había nenes que no tenían y que tenía que regalar la muñeca que no usaba. Mi papá nos explicaba y nos llevaba a Fiorito, el lugar en donde nació y vivió casi toda su infancia.
–¿Quién es Dalma, además de Maradona?
–Me considero una persona muy tranquila, me gusta mucho trabajar, elijo mi profesión, la defiendo y la disfruto, no me imaginaría haciendo otra cosa. Soy muy pegada con mi familia, mi sobrino es el mundo entero, y soy muy tranquila hasta que se meten con ellos, eso me cuesta mucho.
“Cuando me compraban una muñeca nueva, sabía que había nenes que no tenían y que tenía que regalar la que muñeca que ya no usaba”.
–Libraste peleas defendiendo a tu familia pero nunca te tuvieron a vos como protagonista.
–Para mí es como si lo fuera. Capaz yo no me defendería tanto como la defiendo a mi hermana porque por mi sobrino mato, mato gente, de verdad. Siento que mi hermana tiene una personalidad mucho más parecida a la de mi papá; en muchos momentos es mi hermana menor y la veo superdébil en un montón de cosas, ahí es como que me agarra defenderla. Pero es verdad que yo nunca fui la protagonista de ningún lío, no es un lugar cómodo, lo odio, creo que atenta contra mi profesión, pero tiene que ver con quién soy y hacerme cargo de eso.
–Con tanto amor por tu sobrino y estando de novia desde hace dos años, ¿te imaginás mamá?
–Antes me preguntabas y decía: “No, nunca, no me quiero casar, no quiero hijos”. Ahora me pongo a pensar más y, aunque teniéndolo a Benja no me dan ganas de prestarle atención a otra persona chiquita, sí, obviamente quiero ser mamá. Ahora ya me quiero casar, fiesta, todo, ahora sí me dan ganas, pero no en lo inmediato.
–¿Tenés algún toc?
–No tolero que me toquen los pies y odio los pies de la gente. Mi novio odia eso, pero ya sabe que es así, a veces sin querer pasa y me dice: “Uy, perdón, perdón, perdón”.
–¿Qué aprendiste de la enfermedad de tu papá y de su vínculo con las drogas?
–Bueno, mucha gente dice que por eso no fumo, no tomo alcohol, nada.
–¿Qué opinás sobre la despenalización de la marihuana?
–Me parece que si se lleva a cabo va a haber un montón de gente que va a dejar de fumar porque ya no va a ser lo prohibido, lo cool. Tengo un montón de amigos que fuman marihuana y está todo bien, pero yo no fumo porque no me interesa. Me parece buenísimo que el que lo quiera hacer lo haga. Mi mamá me ve fumar y se desmaya, pero para mí no es tan grave.
–¿No probaste nunca nada?
–No, nada. Soy muy respetuosa de que cada uno haga lo que quiera hacer, por eso también respeto que yo no tenga ganas ni me llame la atención. Obviamente debe de tener que ver con mi historia y con mi vida. En ese sentido soy muy tranquila, me divierten otras cosas.
–¿Te asustaste mucho con tu papá en ese momento?
–Sí, vino una persona a decirnos que estaba casi muerto y que había que esperar, tenía 15 años y esa fue la bajada de línea que me dieron. Me da un orgullo tremendo que él el año pasado pudiera decir: “Hace 10 años que no consumo nada y siento que tengo una vida distinta”. Mi adolescencia tuvo mucho reclamo y mucho enojo y obviamente tenía que ver con todo ese mundo, y cuando vi el esfuerzo que hacía por salir dije: “No, cómo voy a estar enojada, tengo que estar agradecida del esfuerzo que está haciendo”. Ahora veo que le reclamaba un montón de cosas que no estaban buenas, puedo salir tranquila a la calle porque mi papá no le hizo nada malo a nadie, todo lo malo se lo hizo a él mismo, en ese sentido estoy muy contenta del papá y la mamá que tengo.
–¿Qué cosas te angustian?
–Estoy mejor que cuando era más chica, pero muchas veces prender la tele y ver las cosas que dicen que no están buenas, o que son mentira, me angustia en el sentido de que para aclarar tengo que entrar en el juego que odio. Es muy difícil soportar en silencio que digan mentiras, se dicen barbaridades y después no pasa nada.
“Tengo un montón de amigos que fuman marihua na y está todo bien. Yo no fumo porque no me interesa pero me parece buenísimo que el que lo quiera hacer lo haga.”
–En muchas decisiones de tu papá te adjudican a vos o a tu hermana mucha responsabilidad.
–Siempre es nuestra culpa, somos unas brujas insoportables. Creo que es más fácil meterse con nosotras que con él. Debe de tener que ver con eso. Que piensen lo que quieran, uno no puede ser responsable de todo en la vida del otro, más allá de quién sea mi papá.
–¿Las peleas con tu papá duran mucho tiempo?
–No, le grito dos cosas, se enoja, se va, le van cayendo las fichas y vuelve él, yo ni loca.
–¿Sos muy orgullosa?
–Súper, demasiado tal vez. Siento que de alguna manera a él le sirve que alguien le diga las cosas como son y no: “Sos el mejor, hacés todo bien”.
–¿Es un buen tipo?
–Súper, supergeneroso, es como un nene de ocho años que no tenía nada y de repente tuvo todo y se manejó de la mejor manera que pudo, siempre ayudando a su familia, supercariñoso. Cuando hice la obra me sorprendí, me junté con él y le dije: “No te lo voy a decir muchas veces, pero te voy a pedir perdón porque pensé que no estabas nunca y vi los videos y estás en todos lados”. La llamó a mi mamá para que se lo repita delante de ella, fue genial para él que le pudiera hacer una demostración de amor.
–¿Qué quisieras para él?
–Que sea feliz, que esté contento, que pueda disfrutar de lo que tenga ganas, se lo merece totalmente porque trabajó un montón.
Producción: Gimena Bugallo Raponi.
Make up & Pelo: Jimena Lemck con Alfaparf Milano.
Agradecimientos: María Pryor, Selú, María Cher, Allô Martinez, Vero Alfie, Mishka, Pepe Cantero, Gabriella Capucci.
Locación: Casa Sur Hotel, Callao 1823, Recoleta.