Carlos Tévez, el jugador del pueblo

“En una villa nació, fue deseo de Dios, crecer y sobrevivir a la humilde expresión.” Esta línea de Rodrigo, dedicada a Diego Maradona, encarna también la nueva metáfora del héroe popular que representa el gran Apache. Carlitos, como nos gusta decirle, será el centro de atención de este Mundial sin estar ahí, porque ante un fracaso de la Selección su ausencia ser á el centro nervioso de todas las explicaciones. Aquí, nuestro elegido.

 

El Guacho Cabañas corre porque sabe que si no corre, se muere. Viene de asaltar el bingo de la calle Rivadavia y la policía de la provincia de Buenos Aires lo tiene a tres cuadras. A dos. A una. Entonces busca pegar la vuelta por Besares, llegar hasta el Aguas Argentinas y de ahí meterse en los monoblocks de Fuerte Apache, donde, sabe, no lo agarran más. Tiene 17 años y debería poder correr como una gacela pero el Guacho Cabañas aspira Poxi-rán desde ya no recuerda qué edad y las piernas lo traicionan, el aire no le llega. Hace unos días, en otro asalto, mató a un policía y desde ese momento se convirtió en un “carta blanca”, es decir, un chorro que no será atrapado, no será puesto a disposición del juez, no será enviado a un instituto de menores: el Guacho Cabañas es un chorro que será inmediatamente ejecutado y a quien se le plantará lo que sea necesario para destrabar los papeleos de su muerte.

 

 

Corre con el alma, Cabañitas, porque sabe que si no corre, se muere. Diez años antes, Darío Coronel era la estrella, el goleador, la figura y la promesa de la categoría 84 de All Boys. La rompía y ninguno de sus compañeros se animaba a imaginarse mejor que él. Ninguno. Jugaba tan bien que lo bautizaron Cabañas, como aquel irremediable paraguayo de Boca capaz de hacerle goles a su propia madre. Darío tenía un amigo: un chiquito que le daba los pases, que lo asistía, uno que andaba con él para todos lados. Hubo un momento en la vida de ambos en que se sintieron hermanos.

 

 

De golpe, la corrida finaliza frente a un murallón a sólo cien metros del Fuerte. De este lado está la bala bonaerense. Del otro, su barrio y lo que le queda de vida. No termina de treparse cuando el Cabañas comprende que ya no va a escapar: el cuerpo de policía de la comisaría sexta de Ciudadela está allí, rodeándolo. Entonces, en un segundo de paz indómita, en lo que quizá haya sido el momento más libre de su vida, Cabañas levanta su pistola y se vuela la cabeza porque, como creyó siempre, antes de entregarse, antes de convertirse en otra victoria de la Gorra, el delincuente se mata. Por esos días su viejo amigo, con quien jugó al fútbol hasta los trece, es convocado a la Selección argentina sub-17 para jugar su primer torneo preolímpico. Hace tiempo que no se ven. El destino de Carlos Tevez, por talento y determinación, iba a ser para Cabañas pero la verdad es que no llegan los mejores sino los que tienen que llegar, y Cabañitas es el hecho fundacional sobre el que viaja la primera explicación de esta historia: no es el talento, o quizá no es sólo el talento: es el sacrificio, o quizá sea sólo el sacrificio. Carlos Tevez no era el elegido natural de la 84 de All Boys, por eso Carlos Tevez tuvo que elegirse solo Carlos Alberto Martínez Tevez nació el 5 de febrero de 1984 en Ciudadela, partido de Tres de Febrero, en el oeste del conurbano bonaerense, y creció en el barrio Ejército de Los Andes, un complejo habitacional que el gobierno de facto de la Revolución Libertadora diseñó en 1968 como parte del Plan de Erradicación de Villas de Emergencia. La idea era que familias de la Villa 31 de Retiro fueran trasladadas allí. El tiempo y la verificación política de que las villas no se erradican simplemente mudando a la gente a casas de hormigón fueron desapareciendo el nombre del barrio, el contorno de la idea, y finalmente un día el Ejército de Los Andes se llamó Fuerte Apache. Lugar común, los márgenes.

 

 

 

Carlos Tevez es la última actualización de la metáfora del héroe: un sujeto que escala la cumbre de la consideración pública, con todas sus cotizaciones en el mercado de la celebridad, pero que no arranca de un piso sino de un subsuelo, arranca menos diez, menos mil. Era otro de los guachos que están jugando ahí en el campito, que se caga a trompadas con regularidad y que no necesariamente va a terminar enfierrado reventando kiosquitos, llevándose las bolsas sin abrir de los Palitos de la Selva, pero tampoco va a salir jamás de ahí, de la orgullosa tumba en la que nació.

 

 

Lleva la marca del héroe que le torció el brazo al sistema pero también la del que lo verifica y lo valida. Es una actualización en el sentido de que le suma un nuevo episodio a la serie de ascendidos sociales que fundó para siempre Diego Maradona, volvió a escribir Juan Román Riquelme y que Carlos Tevez, precisamente, actualiza.

 

 

La villa y la camiseta de Boca se vuelven patrón, una especie de comportamiento en réplica. En una villa nació, fue deseo de Dios, crecer y sobrevivir a la humilde expresión. Esta línea de Rodrigo, bastante inmortal, deja todo dicho.

 

 

Con la 84 de All Boys ganó una copa de Campeones de baby fútbol, en 1997. Con Boca, el Apertura 2003, una Copa Libertadores, una Sudamericana y una Intercontinental. Con Corinthians, en 2005, ganó un Brasileirão, es decir, el torneo de primera deja todo dicho.

 

 

Con la 84 de All Boys ganó una copa de Campeones de baby fútbol, en 1997. Con Boca, el Apertura 2003, una Copa Libertadores, una Sudamericana y una Intercontinental. Con Corinthians, en 2005, ganó un Brasileirão, es decir, el torneo de primera división. En el West Ham United no ganó nada, pero fue donde más ganó.

 

 

En las últimas dos fechas el West Ham tenía que sacar una victoria y un empate para seguir jugando en la Premier League y no perder la categoría. Le ganó al Bolton tres a uno, con dos goles de Tevez, y salió de la zona de descenso. En la fecha final tenía que sacarle un empate al campeón. Tocó de visitante en el Old Trafford, donde jugaron el flamante ganador de la liga, el poderoso Manchester United, y el West Ham de Carlos Tevez, que todavía penaba la chance de descender.

 

 

Tevez bajó una pelota flotante, incómoda, y se llevo puesta a toda la defensa del Manchester con ese fútbol áspero, friccionado, que siempre le ha pertenecido, un arremetimiento tras otro, más potencia que sensibilidad. Terminó la jugada luego de otro rebote, de otra pelota caída del cielo, tocando por debajo del arquero, haciendo, una vez más, entrar la pelota. El West Ham ganó uno a cero. No hubo descenso, no esa vez. Para la temporada siguiente el Manchester United lo fue a buscar y Tevez ganó allí dos Premier League, una Champions League, un Mundial de Clubes, una Copa de Liga y la Community Shield. El Manchester City, rival endémico del United, pagó 45 millones de euros por un contrato de cinco temporadas y en agosto de 2009 Tevez pasó de Boca a River, pero en Manchester. El fútbol inglés, como el resto de las ligas del mundo, tiene dos copas anuales: el campeonato de primera división, la Premier, y el FA Cup, el torneo de fútbol más antiguo del mundo, donde juegan los clubes ingleses de todas las categorías. Con el United ya había ganado la Premier y el 14 de mayo de 2011, luego de ganarle uno a cero al Stoke City, consiguió la FA Cup.

 

 

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