Javier Mascherano, el gran motivador

El mediocampista del Barcelona, considerado uno de los mejores pivotes de la actualidad, está listo para enfrentar el Mundial y asegura: “Ahora no hay excusas”.

 

Nunca vio a la Selección argentina ganar el Mundial. En 1986, la última conquista local, Javier tenía apenas dos años. Al Mundial de Italia 1990, ese en el que Sergio Goycochea fue el ídolo y la Selección fue subcampeona, lo vivió de otra manera. Cada partido era una buena excusa para faltar al colegio, juntarse con sus amigos para verlo por televisión y salir a la vereda a festejar en su pueblo natal, San Lorenzo, en la provincia de Santa Fe. “Lo vivía como lo hacen millones de chicos argentinos, con la esperanza de que la Argentina pudiera ganar el Mundial. Respiramos fútbol, es un país que lo siente muchísimo, y cuando llega una competencia como esta todos están pendientes”, recuerda sobre aquellos días, con sentimientos similares a los que vive ahora. Fue por esa época que empezó a soñar con convertirse en futbolista, llegar a la primera división y jugar un mundial.

 

 

Todas ilusiones que Mascherano pudo convertir en realidad. Debutó en la Selección en 2003 y enseguida se convirtió en un referente; incluso llevó la cinta de capitán durante varios años, cuando le pasó el mando a Lionel Messi, su compañero en el Barcelona. En la cancha es de esos jugadores que se hacen notar: firmes, con la palabra justa para sus compañeros, la cabeza metida en cada detalle, nada dejado al azar.

 

 

A días de que empiece la gran cita del fútbol en Brasil, en donde disputará su tercer mundial, Javier Mascherano cuenta sus deseos y sentimientos con la celeste y blanca.

 

 

–No tuviste mucho tiempo entre que terminaste el torneo con Barcelona y te sumaste a la Selección. ¿Cómo pasaste esos días de descanso?

 

 

–Fue muy poco tiempo, apenas más de una semana. La aproveché para estar con mi familia, seguir entrenando en el club para llegar bien. Pero principalmente compartí tiempo con ellos, ya que después viajé yo solo a la Argentina. En época de concentraciones y entrenamientos ya no los veo tanto.

 

 

–¿En estos días tu cabeza está 100 por ciento dedicada al Mundial?

 

 

–Sí, obvio que no se termina el mundo, pero lógicamente ponemos todo ahí. Son casi dos meses en los que pensamos y entregamos todo por el equipo.

 

 

–Ya jugaste en los Mundiales de Alemania y Sudáfrica. ¿Qué expectativas tenés para este?

 

 

–Espero que nos vaya mejor que en los anteriores que jugué. Lo digo con mucha ilusión. Estoy más grande, viví otro tipo de cosas. La responsabilidad también es mayor en lo personal. También para el grupo pasó el tiempo, hemos conseguido hacer unas buenas Eliminatorias. Hace mucho que la Argentina no está en las seminifinales de un Mundial, y la gente obviamente te lo hace saber.

 

 

–Lo viviste desde chico como hincha, ¿qué sentimientos traslada la gente al fútbol?

 

 

–La gente lo que hace es transmitir sus deseos, en este caso el deseo de ganar. Nosotros sabemos que no vamos a cambiar sus vidas, ni mucho menos, pero ese momento de felicidad que puede significar ganar un partido nosotros también lo vivimos. Es el deseo de poder disfrutar con la Selección. También nosotros mismos somos hinchas de nuestro país, hinchas de nuestra selección, al igual que nuestra familia, nuestros amigos. Llegar a jugar un mundial es especial, hay que saber lo que es esa responsabilidad.

 

 

–¿Es posible tomar dimensión del apoyo de la gente?

 

 

–Sí, obviamente te das cuenta. Recuerdo que en 2010, cuando volvimos de Sudáfrica, a pesar de no haber cumplido las expectativas que teníamos, había muchísima gente esperándonos. Es un mes donde se paraliza todo. Este mundial, por la cercanía, va a ser especial. Seguramente habrá muchas camisetas argentinas en Brasil.

 

 

–Desde afuera se puede percibir que te sentís más grande y responsable. ¿Cómo te preparaste para este nuevo desafío mundial?

 

 

–Llego bien, con muchísimas ganas de jugar. Gracias a Dios en lo físico me siento muy bien. Está todo dado como para, por lo menos, no tener excusas. Sabemos que necesitamos que el rendimiento sea bueno en lo colectivo para poder hacer un gran mundial.

 

 

–Durante las eliminatorias el cuerpo técnico apuntó a formar un grupo humano, además del equipo. ¿Cómo vivís eso desde adentro?

 

 

–Está muy bien el grupo, estamos confiados. Hay un sentimiento generalizado, una ilusión muy grande por hacer las cosas bien y por obtener resultados.

 

 

–Además de integrar los juveniles, a los 18 años, viajaste al Mundial de Corea-Japón como sparring, y tu vínculo con la Selección empezó desde chico. ¿Qué representa para vos ser parte del equipo?

 

 

–Siempre tuve el sueño de poder jugar en la Selección. Soy un privilegiado porque me tocó jugar, la verdad es que estoy agradecido a la vida porque sé que hay muy pocas personas que pueden vivir de lo que sueñan, hacer realidad sus sueños. A mí me tocó, soy uno de los pocos privilegiados.

 

 

–Vas a estar casi dos meses fuera de casa, entre concentraciones y el torneo. ¿Qué cosas vas a poner en tu bolso personal?

 

 

–Me llevaré algunos libros, algo de música para los ratos libres. Pero en las concentraciones la pasamos muy bien, siempre hay cosas para hacer. Cuando arranca el Mundial ya tenés los partidos, las charlas, los entrenamientos. Estás metido todo el tiempo. Cuando queda un rato libre, tomás mate con tus compañeros, disfrutás de la convivencia. Sabés que vas a pasar por momentos lindos y también por momentos duros. Hay que saber estar. Ponerse al lado de un compañero que quizás la está pasando mal porque no juega o lo que sea; hay que acompañar.

 

 

–Llegaste a Barcelona hace cuatro años y supiste ganarte tu lugar en un equipo de estrellas. ¿Cómo encontraste tu rol en el club?

 

 

–Siempre tuve claro, tanto en Barcelona como en los otros equipos y en la Selección, que no quiero ocupar un rol mayor que el que me toca. El rol te lo dan tus compañeros, el entrenador, los directivos. Te lo da la gente. Estás muy equivocado si vos querés buscar tu función, eso te lo dan los que te rodean. El mío es ser un jugador más, saber que uno está en un gran equipo, con grandísimos compañeros, que a veces te toca jugar y a veces no. Siempre quiero sumar, ser positivo. Siempre pienso más en plural que en singular, no es mucho más que eso.

 

 

Un mundo de ilusiones

 

 

En épocas de mundiales, los argentinos aseguran que son capaces de hacer cualquier cosa con tal de salir campeones del mundo. Por eso, la campaña de Rexona que protagonizó Mascherano los invitó a demostrarlo con acciones concretas. Bajo el hashtag #PorArgentinahagomás, los hinchas subieron fotos y videos para darle ánimo a este gran motivador nacional. Algunos hombres se depilaron, se pelaron, nadaron y corrieron grandes distancias mientras que otros, más audaces, nadaron en aguas congeladas y comieron insectos para darles ánimo al jugador y a toda la Selección argentina antes del Mundial.

 

 

"Hay un sentimiento generalizado, una ilusión muy grande por hacer las cosas bien y por obtener resultados".

 

 

 

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