La otra cara del Egeo

Turquía es quizá el mejor destino turístico para los que ya fueron a todos lados. Tiene historia, paisajes, tradiciones y la fascinación que proviene de la mezcla de culturas que se fueron cruzando allí a lo largo de los siglos

 

Aeropuerto de Izmir. He pasado unos días en una pequeña área de la costa del Egeo turco y, sentado entre miles de personas que llegan y se van, rondan mi cabeza imágenes maravillosas. Imposible no pensar que algunas cosas las haya soñado. Todo el mundo clásico pasó por aquí. Desde mi Smartphone escribo unas líneas a una amiga que acabo de dejar en Londres: “Toda la historia desfila ante mis ojos: griegos, romanos, macedonios, los primeros cristianos, turcos. Todos han dejado su huella. Aquí está la ciudad más importante del Imperio Romano en Asia Menor (Éfeso), la casa donde los cristianos aseguran que murió María y la sepultura de Juan el Evangelista.

 

 

 

Hay castillos bizantinos mezclados con mezquitas y rastros de la judería”. Luego guardo para mí la foto de ese mar, testigo del devenir de los hombres y sus dioses.

 

 

La ciudad abandonada de Éfeso

 

 

Partiendo desde Selçuk, ciudad en la que debés pernoctar para recorrer esa zona, después de tres kilómetros, se levanta, magnifica en su soledad, Éfeso. Llegás tras pasar por la Gruta de los Siete Durmientes, en la cual, según la tradición cristiana, siete fieles durmieron durante 200 años escapando de la persecución romana.

 

 

Lo primero que pensás es que la blancura de Éfeso va a enceguecerte. La Vía Regia, que atraviesa la intacta ciudad abandonada, es de un mármol que después de todos estos siglos todavía deslumbra. A los costados están los restos de las casas de los nobles, las fuentes, partes considerablemente conservadas de las estatuas y los baños públicos. Conmovedor el friso tan blanco y sólido como la ciudad entera con la inscripción que informa que es orden imperial abandonar la ciudad: el mar se ha retirado y una capital no puede estar lejos de la orilla.

 

 

Cada columna, cada altorrelieve, cada friso son una foto. La caminata es un peregrinaje. La avenida se curva levemente y comenzás a vislumbrar, imponente, coronando la ciudad, la fachada con sus columnatas de la Biblioteca de Celso, la segunda en importancia del mundo antiguo después de su par de Alejandría. Allí se guardaban más de 12 mil rollos de papiro.

 

 

Siguiendo el recorrido, subís una leve cuesta, girás a la derecha y, casi al final del recorrido, y coronando el paisaje, encontrás el Gran Teatro, como en la Grecia Clásica, con sus gradas blancas y su acústica perfecta. Hoy podría utilizarse perfectamente.

 

 

Aldeas y playas

 

 

Pasando por la puerta superior de Éfeso, la carretera sigue unos nueve kilómetros hacia la casa de la Virgen María, que se encuentra a unos 400 metros de altura, en la montaña Bülbül.

 

 

El lugar fue visitado por los tres papas que estuvieron en Turquía. En Selçuk se pueden ver los restos de la basílica de San Juan, justo al lado de la ciudadela que domina el panorama del pueblo. La basílica es un museo y también fue visitada por los pontífices. La mezquita de Isa Bey es de la época selyúcida. Dando una vuelta por el pueblo se pueden conocer más obras de ese estilo y bizantinas, además de un acueducto romano.

 

 

Muy cerca de esta pequeña aldea se encuentran Priene, Mileto y Dídima. La vista panorámica de Priene y las calles, el teatro y el peso histórico de Mileto convierten a estas ciudades antiguas en visitas imprescindibles. Dídima tiene un maravilloso templo de Apolo, bien conservado, y la playa de Altinkum, que es una de las más hermosas de la costa egea. Estos tres lugares que están en el área del río Meandro se pueden visitar en un día saliendo muy temprano desde Selçuk o Kusadasi. Entre Selçuk y Priene hay 60 kilómetros, entre Priene-Mileto y Mileto-Dídima, 20. Kusadasi está a 20 kilómetros de Selçuk. Es un típico pueblo veraniego de la costa mediterránea, poblado de casas, hoteles y clubes de playa más o menos sofisticados. Tiene una vida nocturna animada y el puerto es un destino obligado para los cruceros. Kadinlar Denizi (la playa de las señoras) es la más conocida, y una vez que nadaste y viste el atardecer en ese milenario mar fluye para siempre la emoción.

 

 

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