Benjamín Rojas: ojos de video tape
Su debut en televisión fue a lo grande. Desde los 13 años formó parte de una década de éxitos descomunales sucesivos que produjo Cris Morena, hasta que decidió tomarse un respiro durante el cual hizo teatro independiente y formó la banda RoCo con su amigo Felipe Colombo. Hoy, de nuevo en el prime time, mira la fama con desconfianza y apuesta fuerte a su vocación de actor.
Tenía 13 años cuando finalmente quedó en el elenco de Chiquititas. Ese fue el primer escalón para convertirse en un galán adolescente; después protagonizó Rebelde Way (con teatro y banda incluidos), Floricienta y Alma pirata. Tras cosechar miles de fans, decidió frenar y tomarse un tiempopara otros proyectos, como el teatro y el cine independientes. Hoy, más consciente de lo que generó, se mueve entre RoCo, la banda que creó junto a su amigo Felipe Colombo, y Mis amigos de siempre, la tira con la que volvió a la televisión.
–¿Desde el principio supo que quería ser actor y músico?
–No, fue algo que surgió mucho después. Mi personaje de Rebelde Way tocaba la guitarra, empecé a estudiar y ahí descubrí un instrumento genial. Creo que siempre va a ser así: primero actor. La música me fascina pero la veo desde la admiración; la actuación, en cambio, es mi profesión, de lo que quiero vivir.
–Ahora que volvió a la TV, ¿cómo se hace el tiempo para seguir con la música?
–Cuando llego a casa intento agarrar la guitarra, probar, grabar, ver cómo suena… nos juntamos a ensayar y componer. No lo veo como un trabajo, es mi hobby. Me divierte, no es un peso (...)
–Eligieron que fuera una producción propia. ¿Qué desafíos les presentó eso?
–Hay que tomar decisiones, lo que también lo hace más maleable, lo manejamos nosotros. Sacamos un EP, que está en iTunes, Amazon y en algunas disquerías, y con las giras logramos un capital paragrabar el disco y hacer dos videoclips. La banda está tranquila, la manejamos así. La queremos cuidar, no queremos meterla en la maquinaria. RoCo nació de una amistad; no es un negocio, sino pasión por la música. El día que no exista más eso, no estará la banda.
–Con Felipe también comparten elenco en la TV. ¿Cómo es la relación, después de tanto tiempo juntos?
–Compartimos camarín, pero nuestros personajes no se ven tanto. Está todo bien, nos llevamos bárbaro. Y tenemos un código de desconexión, de hablar pavadas o después de grabar todo el día salir a cenar con nuestras novias.
–El año pasado hizo una participación en Solamente vos, ahora integra el elenco de Misamigos... desde el principio. ¿Quería volver a la tira?
–Sí, es de donde vengo. La verdad es que se extraña. Estuve un año haciendo una obra de teatro independiente, donde aprendí mucho. Fue un cable a tierra importante. Solamente vos fue mi primera vez en Pol-ka y Suar me dió un espacio enorme. Después surgió la chance de hacer una tira desde cero ahí, que todavía es un lugar nuevo para mí.
–¿Por qué decidió dedicarle ese año al teatro off?
–Necesitaba un cimbronazo importante. Me preguntaba “para qué estoy, qué quiero hacer, ¿quiero seguir investigando en la actuación?”. Y la respuesta fue que sí. Me fui de viaje, hice una reflexión interna y cuando volví apareció la posibilidad de hacer la obra, nada que ver a donde yo me había criado. Me pareció una buena oportunidad para ver si podía apelar a otra cosa.
–Se puso a prueba.
–Sí, fue meterse en el barro, como decía el director. Después hice una película independiente con la que fuimos a un festival de cine en Nueva York. Eso es lo maravilloso de esta profesión, uno tiene que estar abierto y probar, y no escuchar tanto las críticas, los prejuicios que se tienen. No importa de dónde venís, siempre podés aprender.
–¿Pero recibió muchas críticas?
–No, y tampoco le doy mucha bola a eso. Lo digo en general, prejuicios de uno mismo también, ir por caminos por los que nunca fuiste. Yo vengo de otro lado, pero eso no tiene por qué frenarme. Uno quizá se cierra pensando “yo, que vengo de hacer un éxito en Telefé, cómo voy a ir a un sótano de Avenida de Mayo”. Y sí, se puede. Tenés que superar esa barrera.
–¿Siente que empezar siendo muy chico lo marcó mucho?
–Sí, fue jugar en Primera desde el principio, después tenía que hacer un poquito de la B o la C, buscar si estaba en lo cierto, si era lo que quería.
–¿Hoy está más tranquilo que en aquellos años?
–Sí, el ritmo es el mismo pero se distribuye la popularidad entre todos. Antes hacía programas en los que era protagonista, y acá ese rol lo tienen otros, eso me quita un peso importante. No tengo que capitanear el barco, no soy la cara visible.
–¿Le costó manejar la fama?
–Me cuesta todavía. Es difícil. Uno llega con su mochila de personalidad y de pronto se agrega la popularidad que te puede dar un programa. A veces esas dos piezas no encajan, es difícil. Hay personalidades que se potencian con eso y pueden terminar en la estratósfera, y hay otras personas que no. A mí me cuesta entender algunas cosas del impacto que genera la televisión. A veces hay cosas absurdas, y yo no necesito nada de eso para vivir. Siempre me mantengo por debajo del radar.
–Tampoco es lo mismo ser popular a los 16 que a los 28 años.
–No, pero voy a estar eternamente agradecido a Cris Morena porque creaba un campo de inaccesibilidad a nosotros muy efectivo. Eso fue clave. Si yo, además de tener estas controversias, no estaba protegido, terminaba en cualquier lado. Es complicado el tema de la fama, más a esa edad. Se trabajaba de una manera muy profesional, siempre un paso adelante. Las producciones de Cris siempre fueron polémicas porque era lo nuevo, después todos la siguen. Abrió el camino para muchos.
–¿Tiene algún pendiente profesional?
–Me gustaría hacer cine, teatro comercial. Con la tira supongo que estaremos todo el año y con la banda también. Quizá trabajar en otro país, me gusta mucho viajar, son cosas que voy esbozando, alguna voy a tachar. No hay que quedarse.
RoCo, la banda de Benjamín, dio un recital multitudinario en Pinamar auspiciado por McDonald’s.