Nacho Figueras: the polo player
Trascendió el deporte para convertirse en una celebridad internacional. Organiza partidos a beneficio con la elite neoyorkina y posa para las grandes marcas. En esta entrevista, vida y pasiones del “Beckham argentino”.
Apenas aprendió a andar a caballo en su pueblo natal de 25 de Mayo, su papá le enseñó a jugar al polo. Aprendió bien; con sólo 17 años, consiguió la oportunidad de ir a competir a París y después de eso, pasó varias temporadas en España hasta que llegó a Estados Unidos. Fue allí, en tierra de sueños, donde se convirtió en el polista más famoso de la Tierra.
Del otro lado del Ecuador, el Abierto Argentino de Polo fue la ocasión perfecta para conocerlo y para que Diageo, líder mundial en el segmento de bebidas espirituosas premium, presentara en suelo criollo al flamante embajador de Johnnie Walker® Blue Label en América latina y el Caribe y su primer “Game Changer” argentino, un honor que a lo largo de la historia de la marca ha sido reservado a unos pocos. Con ustedes: Ignacio Figueras, el elegido.
POLO STAR
La historia es interesante porque si bien Ignacio Figueras hoy tiene un sólido handicap de 6, se destacó a la par de sus colegas argentinos, algunos de los cuales ostentan hasta 10 goles. Nuestro héroe cuenta, por supuesto, con la seducción y el carisma característicos de este deporte y sus representantes pero es pertinente presumir que algo más tendrá el hombre que se ubicó por delante de David Beckham y les ganó a todos los galanes de moda en la última encuesta de Vanity Fair por el título de “El más guapo del mundo”. Y sí, ahí vamos: hace quince años, mientras desarrollaba una tranquila carrera deportiva en Tennessee, le sugirieron visitar Bridgehampton, en el estado de Nueva York, un conocido meeting point para millonarios aficionados al polo.
Allí le presentaron a Bruce Weber, un reputadísimo fotógrafo y director de cine americano con varias importantes campañas publicitarias para grandes marcas en su haber. En el mismísimo instante en que vio al polista, Weber tuvo la idea de fotografiarlo junto a la que por entonces era la cara de Ralph Lauren: Penélope Cruz. “Eso cambió mi rumbo –cuenta hoy Ignacio–. Y así comenzó todo.”
“Todo” es más de una década como modelo de Ralph Lauren y una sincera amistad con Ralph Lifschitz –tal el verdadero nombre del emblemático diseñador y creador de la marca– y con su hijo David, con quienes recientemente Nacho lanzó la línea de alta gama Black Watch, que lleva el mismo nombre que el equipo de polo para el que juega en Estados Unidos. “Todo” es pasar tardes enteras taqueando con el príncipe Harry de Inglaterra y ser el embajador de la fundación Sentebale, creada por el hijo menor de Carlos y Lady Di para asistir a chicos con HIV de Lesoto, Sudáfrica. “Todo” es ser tapa de la revista Vogue en sus diferentes ediciones alrededor del planeta; es ser un invitado frecuente en el programa de Oprah Winfrey, en Chelsea Lately e incluso, hacer una participación en la tercera temporada de la popularísima serie Gossip Girl. “He tenido la suerte de conocer a muchas personas muy importantes en diferentes rubros y de todos me han quedado cosas muy significativas y valiosas, se aprende mucho de aquellos que trabajaron mucho por triunfar”, reflexiona.
–¿Cómo repercutió entre sus colegas del mundo del polo su incursión en la moda?
–Al principio fue un poco chocante, pero la realidad es que hoy el polo y muchos jugadores están ligados a distintas marcas.
–¿Y cómo se siente usted en el rol de una celebridad?
–Yo soy jugador de polo y hoy se da la coincidencia de que esa es la imagen que las marcas buscan, así que todo se va dando de un modo muy natural. Personalmente me siento muy cómodo con el público estadounidense. Me he propuesto promocionar el polo lo máximo posible y creo que mi participación en programas tan populares como los que me convocaron recientemente ayuda mucho a ese propósito.
“He tenido la suerte de conocer a personas muy importantes en diferentes rubros y de todos me han quedado cosas muy significativas y valiosas, se aprende un montón de aquellos que trabajaron mucho por triunfar.”
TAL PARA CUAL
El resto, la parte que le da sentido al todo, es la familia que formó con Delfina Blaquier. La hija de Delfina Frers y Eduardo Blaquier tiene sus credenciales como atleta (fue campeona sudamericana de salto en alto), modelo y fotógrafa; sus trabajos se exponen en las galerías más prestigiosas de Nueva York yparte de su obra fue incluida en el libro editado por Kelly, la esposa del diseñador Calvin Klein. Además, cualquiera que haya visto a Delfina puede advertir el link; evidentemente ella también goza del preciado don natural del estilo.
Se conocieron a fines de los 90 en un partido de polo, ella tenía 19 años cuando dio a luz a Hilario y ya había decidido seguir a Nacho por el mundo. En 2005, después de seis años de noviazgo, la pareja se casó en una ceremonia en la capilla de la finca La Concepción, el campo de la familia Blaquier en Lobos. Hoy, el matrimonio que ya tiene cuatro hijos, divide su tiempo entre sus casas de Buenos Aires, de los Hamptons y de Punta del Este y los torneos y exhibiciones del polista en distintos puntos del planeta. Varias veces elegida como una de las parejas más elegantes del mundo, hicieron tapas y campañas de moda juntos y por separado y fueron los elegidos para protagonizar el corto del relanzamiento del perfume Romance que volvió al mercado después de trece años. El rodaje del que participó toda la familia, estuvo a cargo de Bruce Weber, el descubridor de Nacho, y se hizo en Lobos, en el mismo campo donde se casaron.
–¿Cómo es ser una familia nómade?
–Viajamos muchísimo, no es tan fácil ni tan glamoroso como puede parecer, pero le damos mucha importancia al estar juntos.
–Como pareja se los ve muy unidos.
–Sí, nos queremos y respetamos mucho. Estamos juntos desde muy chicos y todo lo que logramos, lo logramos juntos, creo que eso ayuda, tenemos muchas historias juntos.
–¿Cuál es su lugar en el mundo?
–El campo, en 25 de mayo con mi familia y los caballos.
Hoy el presente lo encuentra totalmente enfocado a los caballos que, según él mismo dice, cada día le gustan más. Cuando le preguntan si hace terapia o cómo se mantiene en eje en medio de las luces del estrellato, siempre refiere a los caballos como un nexo con la tierra y con la naturaleza. Dice que no es un tipo “de diván”, que se crió en el campo y allí aprendió a resolver las cosas hablando, bajando a lo más simple: a un paisaje de pasto y cielo.
–¿Una meta?
–Muchas… muchos planes y metas pero en este momento, estoy muy enfocado a la cría de caballos, mis objetivos profesionales están puestos en eso.
“Viajamos muchísimo, no es tan fácil ni tan glamoroso como puede parecer, pero le damos mucha importancia al estar juntos.”