Martina Soto Pose, una fuerza que arrasa

Incomodando a los políticos más poderosos se convirtió en la primera cronista mujer de Caiga quien caiga y se ganó un lugar propio entre los históricos hombres de negro. En esta charla queda claro que sabe lo que quiere y llegó para lograrlo.

Es la menor de tres hermanos, se declara fiel lectora de Oscar Wilde y se acaba de mudar con su novio, que es editor del programa. Vive pendiente de su celular porque en cualquier momento pueden llamarla para ir a cubrir un evento. La primera notera mujer del mítico Caiga quien caiga, sin lugar a dudas, pisa fuerte en un lugar que fue históricamente de hombres. No sorprende que declare: “Siempre me llevé mejor con los hombres que con las mujeres. Amigos, primos, hermanos...”.

 

 

 

–¿Siente que algo en la vida le costó más por ser mujer?

 

 

–Hubo momentos durante mis primeros años de CQC en los que tuve que lidiar con situaciones que me superaron. Como ir a la cancha, a un acto sindicalista o a alguna protesta y que me toquen, me abracen o me estruje un grupo de hinchas de River. La pasé mal varias veces porque me sentí indefensa. Hasta que de alguna manera aprendí a cambiar el chip, a encarar las cosas de otra manera y así conseguí controlar más la situación, pero hay ámbitos que todavía siguen siendo difíciles para las mujeres.

 

 

–¿Y cómo se siente hoy en un grupo de hombres?

 

 

–Me encanta. Si más adelante incorporan a una chica nueva voy a intentar ser todo lo buena onda que a mí me hubiera gustado que fueran conmigo. La verdad es que no me miman y no me gustaría mucho que lo hicieran: soy un chaboncito más, no tienen miramientos de género.

 

 

–Hizo notas complicadas y no parece que le tiemble el pulso. ¿No se ve o realmente no le pasa?

 

 

–Los primeros años estaba más dubitativa o me quería hacer la canchera con un entrevistado y hacía agua. Aprendí a manejarlo, ahora sé hasta dónde puedo jugar porque si me paso, quedo en offside yo.

 

 

–¿Cuál fue su nota preferida?

 

 

–Los contactos que tuve con Aníbal Fernández fueron graciosos y muy emblemáticos por el personaje que es. Es muy vehemente y de armas tomar pero, a pesar de eso, se notaba que se estaba divirtiendo. Medio que me cagaba a pedos pero quedaba simpático.

 

 

–¿A la hora de cubrir cuestiones políticas, hay algún tema con el que se haya sentido más involucrada?

 

 

–El año pasado se conoció el caso de una chica a la que la Justicia autorizó a practicarse un aborto no punible. Macri difundió información y un grupo pro vida junto a un abogado hicieron un escrache en la casa de la chica, intervinieron en el hospital e impidieron que el aborto se llevara a cabo. Fuimos a buscar al abogado y le descargué toda mi furia e indignación, no me pasó muchas veces sentir un caso así, visceralmente.

 

 

–¿Qué es lo mejor y lo peor de trabajar en CQC?

 

 

–Lo mejor es que estoy aprendiendo un montón. A mí la política me interesaba para leer el diario y nada más, y ahora aprendí a divertirme con la política, a tener una visión global de la situación. De temas variados, no sólo de política.

 

 

–¿Podemos decir que ya en su tercer año identifica a todos los diputados?

 

 

–Posta que sí, tal vez no tooooodos, pero a los de primera línea los tengo, y si no saco el nombre sé de dónde es. Es divertido, en el Congreso a veces jugamos con el productor a ver quién conoce más.

 

 

–¿Y lo peor?

 

 

–Lo único que se me ocurre es la exposición, con la que no me termino de sentir muy cómoda, y que no soy dueña de mi vida. Yo de repente estoy acá y me pueden llamar en cualquier momento para decirme que hay nota y hay que ir.

 

 

–¿Y si está en el médico?

 

 

–“Salí del médico y vení.” Me pasó de estar entrando a la psicóloga y que me digan: “Volvete que tenemos que ir a un entrenamiento de la Selección en Ezeiza”. Es como vivir de guardia pasiva. Hacer planes es muy difícil, con la radio en el horario que estoy haciendo, que madrugo a full, estoy filtrada.

 

 

Martina se recibió de periodista en TEA y de locutora en Iser. Es una de las integrantes del equipo que acompaña a Ernesto Tenembaum en Tierra de locos, en la primera mañana de Rock & Pop, de 6 a 9. Completan el equipo Gustavo Grabia en deportes y Alejandro Bercovich en economía.

 

 

 

–Se acaba de mudar con su novio, ¿es su primera convivencia?

 

 

–Primera convivencia de ambos, que es importante, ninguna chirusa pasó antes por ahí (se ríe).

 

 

–Es muy reciente, así que no podemos hacer mucho análisis todavía.

 

 

–No, me acabo de mudar. Estoy de novia desde principios de año. Tal vez es apresurado, pero se siente lo correcto. Vivíamos solos antes y alquilamos un depto juntos. Ni en pedo me iba a su casa, no me entra la ropa en la casa de Abel (risas).

 

 

–¿Está enamorada?

 

 

–Sí, cien por ciento, re.

 

 

–¿Se quiere casar?

 

 

–Yo antes decía que me quería casar pero no tener hijos, ahora me estoy replanteando un poco ambas cosas.

 

 

–¿Por qué no hijos?

 

 

–No me veo madre, nunca proyecté mucho ni jugaba con la muñeca. Ya de chica le decía a mi vieja: “No quiero tener hijos y no le voy a lavar los calzoncillos a mi marido”.

 

 

–Dicen que es muy brava de carácter, parece cierto.

 

 

–Sí, me enojo y me cuesta bajar. Soy muy cabrona con boludeces. Abel me baja siempre y me aguanta, que es bastante decir.

 

 

–¿Qué cosas no tolera?

 

 

–La falta de educación y la falta de respeto me indignan. Si bien soy muy informal y espontánea, hay cuestiones que tienen que mantenerse, cosas básicas, y mucha gente no lo tiene presente.

 

 

–Parece muy estricta. ¿Con las reglas cómo se lleva? ¿Las cumple o las transgrede?

 

 

–Soy muy de las normas y las reglas, pero a la vez soy bastante relajada con mis cosas. No predico con el ejemplo.

 

 

–¿Tiene prejuicios?

 

 

–Soy muy fundamentalista con la música que escucho. “Esto no se escucha, es una mierda porque es esto”, y tal vez ni lo escuché. Tendría que ser un poquito más abierta. Pero me mata, hay cosas con las cuales soy incapaz.

 

 

–No encuentro pop latino en su casa.

 

 

–No, no, no. De ninguna manera.

 

 

–¿Cumbia?

 

 

–Alguna, en algún momento festivo, solamente para bailar un ratito.

 

 

–¿Quién es su notero histórico favorito de Caiga?

 

 

–Clemente, sigo mirando las notas de él y aprendo. Cuando lo conocí estuve re-cholula. “Hola, me encanta lo que hacés”.

 

 

–¿Cholulea mucho?

 

 

–No, porque en general siempre me mandan a notas de política y no me agarra tipo “Ayyy, mirá Macri”. Pero este año fue al piso Soledad Silveyra, que es una actriz que he mirado mil veces en distintas cosas, así que me saqué fotos, todo. Ella me dijo: “Me hacés matar de risa” y morí, estuve todo el día contando: “Solita se mata de risa con mis notas”.

 

 

–¿Hacia dónde apunta su carrera?

 

 

–Me encanta la música, vengo haciendo desde el año pasado las transmisiones de recitales y me gusta mucho eso. El rol de la presentadora mujer de música, de rock, me encanta.

 

 

 

–Hoy tiene 27, ¿dónde se imagina a los 40?

 

 

–Ufff… tal vez se me terminó el rock and roll y estoy más asentada, tal vez con algún crío por ahí, no es seguro. Siempre dije que quería conducir un noticiero, la carrera me llevó a otros lados y me doy cuenta de que quiero hacer muchas cosas antes, pero en algún momento me gustaría hacer eso.

 

 

–¿A qué le tiene miedo?

 

 

–A la vejez, al deterioro y a la muerte. ¡Y al ridículo!

 

 

 

"No me veo madre, nunca proyecté mucho ni jugaba con la muñeca".

 

 

 

CRÉDITOS

Producción: Ash Mateu // Asistente de producción: Paula Basso // Pelo: Cristina Cagnina para Cerini //

Maquillaje: Mariano Berguio, http://www.marioberguio.com

Agradecimientos

SET.Solutions • http://www.setsolutionsrental.com // Vestuario: Etiqueta Negra, Mancini y A.Y. Not Dead //

 

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