Julieta Cardinali: al diablo con el amor

La intérprete de Carta a Eva, una multipremiada serie española que la tiene como protagonista, habla de los temas que a ella le importan: su extensa carrera actoral, sus vicios y virtudes y Charo, la hija de seis años que tuvo con Andrés Calamaro. Del músico no dice nada, porque decidimos no preguntarle ni una sola palabra sobre el tema.


–¿Por qué le escapa a los medios?

–Cuando sos actor o actriz está bueno que te guardes un poco, que no estés opinando de todos los temas de actualidad.

–Es válido, porque se supone que la esencia del actor son sus personajes.

–Obvio, si no te convertís en un opinólogo. Por eso yo a eso le escapo un montón. Además, no creo que tenga demasiadas cosas interesantes para decir todo el tiempo. Estar haciendo notas por vanidad no tiene que ver con mi personalidad.

–Hablando de eso, ¿cómo maneja la vanidad y el ego?

–Al ego lo tengo re bien manejado. Hago terapia hace más de diez años, cosa que recomiendo para cualquier ser humano que pueda darse el lujo de hacerlo. Además, yo trabajo desde que tengo trece años, entonces esto del medio no me desvela. Y siempre mantuve el mismo perfil: a veces me salió mejor, otras peor, pero nunca por culpa mía, nunca busqué la exposición, sino todo lo contrario. Cuando me agarra un momento de gran exposición, lo que hago es esconder la cabeza debajo de la tierra.

–¿Cómo lo hace?

–Es fácil, yo lo hago espectacular. ¡Se re puede! Hay otra parte que no se puede controlar, y es lo que se diga de uno. Eso es lo más bajón. Yo muchas veces, la mayoría, me entero de cosas que se dicen de mí que son mentira.

–¿Cómo se protege de esas situaciones?

–La gente que está a mi lado, mi familia y mis amigos, ya saben que de algunas cosas no se habla. Yo les pedí a todos que nunca me cuenten lo que se dice. Yo no consumo ese periodismo y no quiero que me lo hagan consumir a la fuerza.

–¿De dónde viene? ¿Cuál es su origen?

–Vengo de una familia que no tiene nada que ver con la actuación. Fui a un colegio privado, bilingüe, de doble escolaridad, en Belgrano, el barrio de donde soy. Mi mamá era muy exigente, pero a la vez muy libre. Me dejaba hacer lo que quisiera pero me exigía estar en un colegio que era muy duro, y eso forjó mi personalidad responsable. Mamá me aclaró que podía ser actriz, pero si me atrasaba en el colegio se me cortaba todo instantáneamente. Y eso yo lo agradezco.

–Hace diez años, en una entrevista que hicimos juntos, se declaraba muy ciclotímica. ¿Sigue siendo igual?

–Sí, pero mucho más controlada. Igual lo sigo teniendo, es parte de mi personalidad. Me pasa que estoy genial y de repente sucede algo que cambia completamente la situación, y se pone todo gris.

–¿Un ejemplo?

–Creo que tiene más que ver con situaciones. Cuando me siento muy cansada me bajoneo. Siendo madre siempre tenés mil cosas que hacer, ya no existe más la situación de decir “me quedo todo el día en la cama”. Ese cambio en mi vida fue lo que más me costó de ser madre. Pasás a tener siempre horarios y no disponer nunca más de tus tiempos, por eso es tan preciado el momento del ocio. Es un gran cambio pasar de no ser responsable de nadie a tener un hijo, tu vida cambia abruptamente para siempre.

–¿Siempre soñó con ser madre?

–Está muy condenado socialmente que la mujer no quiera tener hijos, pero para mí es superválido. Mi hija fue muy deseada y buscada, yo quería ser madre. Pero a la vez tengo amigas de mi edad, 35 años, que decidieron no ser madres. Para mí, personalmente, fue la mejor experiencia, lo máximo.

 

“Haber conseguido tener una nena tan feliz como es mi hija. Ese es mi mayor logro. Con la historia que tengo, haber logrado criar a una hija así, para mí es todo”.

–¿Qué situaciones la ponen de mal humor?

–Si te digo es re cliché, re gronchi (risas). La injusticia, ponele…

–Entiendo. ¿Algo más cotidiano?

–Bueno, que soy demasiado organizada y atenta a los horarios, entonces me pone de mal humor la gente que no lo es. La impuntualidad me saca. También me pone de mal humor la gente que no sabe comer en la mesa, que hace ruido, que maneja mal los cubiertos.

–¿Y qué le genera buen humor?

–Poder cortar el día a mediodía, volver a mi casa, comer frente a la tele y dormir la siesta. La siesta la descubrí hace muy poco, hace un año, y me encanta. Ponerme el piyama y dormir a la tarde me parece el mejor plan del mundo. El vino tinto también me pone de buen humor.

–Cuéntenos del premio que ganó recientemente en España.

–Carta a Eva es una miniserie de Televisión Española que protagonicé el año pasado, y gracias a eso gané el premio a mejor actriz en el Festival de Biarritz. El director tenía que buscar a su Eva, así que vino a Buenos aires a hacer un casting cerrado. A los dos meses me llamaron para decirme que había quedado y no lo podía creer. La historia cuenta el primer viaje de Eva Perón a España como representante de Perón. Esa gira tan famosa en la que ella aparece con los trajes de Dior y los tapados de piel.

–¿Qué le queda pendiente como actriz?

–Lo que desearía es poder seguir eligiendo mis trabajos. Eso en este país es un gran privilegio. Yo vivo de una manera muy tranquila, de repente si hubiera agarrado una tira atrás de la otra viviría con más lujos, pero elegí un camino para bancársela un poco más; es una elección a conciencia.

–¿Cómo es su relación con el dinero?

–Trabajo desde muy chica y me sé mantener sola, administrarme para que no nos falte nada mí y a mi hija. Soy una trabajadora.

–¿Qué haría si pudiese volver el tiempo atrás?

–Ante todo, soy lo que soy por las cosas que hice, así que en ese sentido no hay mucho para corregir. Pero si pudiera elegir, no empezaría a trabajar en la tele desde tan chica. Tuve mucha exigencia desde muy niña, y si hubiese esperado cuatro años más, hubiera sido todo distinto. Hubiera empezado a trabajar en vez de a los 13, a los 18.

–Entonces, ¿de qué se arrepiente?

–De muchas cosas, pero son privadas y no te las voy a contar.

–Está muy bien. ¿Qué cosas la avergüenzan de su personalidad?

–(Piensa) Nada.

 

“No soy de salir a la pesca con el escote y la ropa ajustada. Para m tiene que ver con pasarla bien, desde la ropa hasta la forma de actuar, lo importante es estar cómodo, eso es lo más sexy. La forma de conquistar a alguien es estar receptiva y abierta a lo que propone la otra persona y hacer de eso una cita divertida”.

 

–¿Qué le produce fobia?

–Hablando coloquialmente y no en términos de fobias psiquiátricas, me pasa que soy muy tímida cuando hay mucha gente que no conozco, entonces me cuesta relajarme en situaciones sociales. Me cuesta entrar en una situación y ser una persona sociable, entonces muchas veces paso por antipática, doy una imagen que no quiero dar.

–¿Qué cosas siente que puede mejorar?

–La paciencia, que no tengo y me gustaría tener. Y la ciclotimia. Unos días antes de que me venga, enloquezco, me pongo rabiosa y lloro.

–¿Qué le produce excitación?

–No sé que contestarte…

–Claro, es una pregunta bastante ridícula.

–Y sí (risas).

–No, en serio. Por ejemplo, hablando de un hombre, ¿qué actitudes la motivan?

–A mí me gusta todo lo protocolar del hombre, en el sentido más amoroso de la palabra. Y con esto no me refiero a que me abran la puerta del auto, sino que me inviten a una cita, que me agasajen, que me digan que estoy linda aunque esté horrible. El galanterío me encanta.

–Y usted, ¿cómo conquista?

–No soy de salir a la pesca con el escote y la ropa ajustada. Para mí tiene que ver con pasarla bien, desde la ropa hasta la forma de actuar, lo importante es estar cómodo, eso es lo más sexy. La forma de conquistar a alguien es estar receptiva y abierta a lo que propone la otra persona y hacer de eso una cita divertida.

–¿Qué la desmotiva de un hombre?

–Que no sea inteligente. Casi ni lo digo porque resulta obvio. Quién va a decir: “Quiero salir con un tonto”.

–Lo importante es tener la capacidad de darse cuenta quién es inteligente.

–Claro, todo dentro de los conceptos que maneje uno. Para mí es inteligente quien sepa lo que quiere en la vida y le ponga garra a eso.

–¿Cuál considera que fue su mayor logro?

–Haber conseguido tener una nena tan feliz como es mi hija. Ese es mi mayor logro. Con la historia que tengo, haber logrado criar a una hija así, para mí es todo.

–¿Cómo se logra eso?

–Con mucho trabajo. Yo soy mamá los 365 días del año, y Charo es la que me da fuerzas para seguir adelante.

–¿De quién aprendió?

–De mi mamá. Yo tuve una gran mamá que falleció hace cuatro años, de cáncer.

–¿Qué edad tenía ella?

–56.

–Qué doloroso.

–Sí, muy doloroso. Mi mamá era todo para mí, éramos muy pegadas. Fue lo peor que me pasó en la vida, sin duda. Me cuesta mucho recuperarme, la extraño horrores, y siendo madre yo, la extraño todavía más. Me acuerdo que le dije a mi mamá antes de que muriera que tenía mucho miedo por cómo iba a criar a Charo, que en ese tiempo era muy chiquitita. Entonces le dije que si llegaba a ser una cuarta parte de lo buena madre que fue ella me iba a quedar conforme, y ella me respondió: “Vos sos mi hija, aprendiste de mí, vas a ser una excelente madre”. Y eso para mí fue el mejor regalo que me hizo antes de partir.

 

Una chica farsante

Julieta es una de las protagonistas de este ambicioso proyecto. "Mi personaje está por casarse con el personaje de Benjamín Vicuña, y a la vez el personaje de Benjamín está iniciando una relación con el de Julio Chávez", cuenta sobre la tira. "Me hace mucha ilusión trabajar con Julio, quien fue siempre mi maestro y a quien admiro mucho como actor", concluye.

 

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