Surfing Session

 

El relato de dos surfistas profesionales nos acerca al sorprendente mundo de  este deporte. Un viaje oceánico que describe como se ve la vida desde mar adentro. A respirar, tomar aire y esperar la proxima ola.

Fuera del ámbito competitivo, el surf sigue siendo una actividad que muchos practican por amor al mar y en la búsqueda de un contacto más intenso  con la naturaleza. Es un deporte que registra casos centenarios en la Polinesia, cuando hace 500 años el explorador inglés James Cook llegó a las islas Hawái. Los polinesios, en sus constantes travesías en las islas, se deslizaban entre las olas y sin saberlo estaban creando lo que hoy se conoce como surf. Ahora que recordamos el origen, hablemos con sus  protagonistas.

“El surfing es una actividad deportiva que te toma por completo, y quienes lo practican profesionalmente o sólo por hobby se ven totalmente absorbidos por ella, haciéndose casi imposible recordar cuál fue el momento (si lo hubo) en el que uno toma la decisión de continuar surfeando. Creo que sería más fácil recordar el instante en el que me di cuenta de que nunca iba a poder dejar de hacerlo. Además, no existe una edad de retiro del surfing, mientras te sientas joven, sin importar la edad, seguirás practicándolo.” Así define Juan Cruz Lanzinetti, director de Quiksilver, la temporalidad –o atemporalidad– del surf, que más allá de ser un simple deporte, parece una elección que te acompaña durante toda la vida. Juan Cruz tiene 41 años y describe el agua como el útero materno. “El océano es el lugar que alberga las especies más variadas de vida de nuestro planeta, conecta los continentes y regula la temperatura de nuestro enorme hogar esférico”, describe. Pero no todo es color de rosa bajo el mar, según explica este surfista de alma y profesión. “La sensación de estar debajo del agua, en los lugares en los que nos movemos los surfistas, no es tan placentera, ya que por encima de la superficie está la rompiente agitando el agua, y no muy lejos se encuentra el fondo, y entre medio de ambos, estás vos dando vueltas sin sentido alguno, y a veces tu tabla también va con vos. Los revolcones del surfing en algunas rompientes internacionales se cobran vidas, por eso es bueno diferenciar cómo se vive el debajo del agua surfeando frente al debajo del agua buceando en aguas calmas”, dice. Juan Cruz resalta las dificultades que tiene esta práctica. Tantas horas arriba de la tabla, remando, esperando la ola perfecta, no resulta una actividad placentera para cualquiera. “Las olas son la única energía creada por Dios a escala y frecuencia humanas. Nos empujan y transportan sin ninguna otra cosa necesaria que una tabla, y la emoción de estar adentro de un tubo es increíble. Por un lado, si te alcanza la espuma ahí mismo te perdés la ola; si te apurás demasiado, nunca te entubás; si trepás demasiado por la cara de la ola, te enrolla y caés al agua y si te despegás demasiado de la pared, te impacta el lip, y también te caés.

 


El entrenamiento previo es fundamental a la hora de surfear una ola.

 

Conclusión: el equilibrio y el control de la velocidad son tan necesarios que cuando lográs conjugar todo y salís de un tubo, la sensación es de festejo, tanto que muchos de los que logran entubarse expresan gestualmente esa gloria, alzando los brazos al cielo o gritando un golazo de campeonato mundial. Si todos los planetas se alinearon ese día y algún fotógrafo o camarógrafo retrata tu momento, mejor aún, porque la única cosa mejor que surfear es poder compartirlo con tus amigos”, explica emocionado.

Tyron González tiene 16 años y desde los 8 que compite profesionalmente. Cuenta que siempre soñó con ser un surfista profesional, y decidió entrenar dentro y fuera del agua para lograr su sueño. Se define como un adicto a la competencia: “Desde chico ya era muy competitivo, en todo lo que hacía quería ganar. Además, las competencias te dan una sensación de adrenalina que ninguna otra cosa te puede transmitir”, explica. Tyron recibe el apoyo de marcas como Quiksilver, que patrocinan su carrera de surfista profesional. Así, reconoce que esta facilidad le permite concentrarse en entrenar, cuidarse físicamente y pensar en su próxima competencia, sabiendo que con el respaldo de sus sponsors tiene la posibilidad de viajar y conocer nuevos lugares. “Para mí, el mar es mi local de entrenamiento, segunda casa y parque de diversiones”, dice y se ríe.

“Cuando estás arriba de una ola es como que el tiempo para, te olvidás de todos los problemas y disfrutas de lo mejor que la naturaleza te puede ofrecer”. (Tyron Gonzalez, surfista profesional)

 

Para Juan Cruz, el mar es un acto terapéutico donde se olvida de todos sus problemas, porque para él no hay mejor psicólogo que una buena session. A su vez, asegura sentirse muy afortunado de trabajar en relación con el deporte que ama, continuamente viendo y hablando con surfistas, skaters y snowboarders a los que admira profundamente y a los que ha podido conocer. Pero no todo es satisfacción en esta disciplina: el contacto directo con el agua es agotador, y hay ciertos hábitos y costumbres que mantener. “La verdad es que el surfing es un deporte que demanda mucho del físico, y aunque no compita trato de mantenerme entrenado, descansando lo mejor que puedo. La elongación, un trabajo físico complementario, buena hidratación y alimentación balanceada son claves, porque si estás fuera de estado y vas al agua, podés sentirte muy mal”.

Abandonar la competencia profesional y dedicarse a disfrutar del surf libremente es un hecho que a todos se les presenta en algún momento de sus carreras. Como dice Tyron: “Todo el que se dedique profesionalmente a un deporte pasó por alguna dificultad en su carrera, pero si amás de verdad lo que hacés, no hay obstáculo en el mundo que te haga abandonar”. Y dentro de los estímulos posibles aparecen los modelos, los campeones y referentes del surf, que te inspiran a seguir adelante y no desistir. Tyron encuentra en su padre y en su hermano dos maestros muy fuertes y más personales. Juan Cruz no tiene dudas al respecto, y aclara: “Todos tenemos un modelo a quien seguir, algunos lo confiesan, otros todavía no lo asumen, pero sin duda Kelly Slater es el referente si querés mantenerte en alto rendimiento por mucho tiempo. Kelly demostró que su conducta intachable lo ha colocado en el lugar de humanoide, semidiós, robot y máquina, al que no le quedan récords por romper. A sus 40 años, y después de haber obtenido 11 campeonatos mundiales y haber competido profesionalmente durante más de 20 años, todavía no posee grandes amenazas en su horizonte”.

Resulta imposible plasmar en palabras lo que un surfista siente cuando se monta a una ola, cuando bucea en el mar revoltoso con su tabla a cuestas y experimenta la libertad que sólo el océano puede darnos. Quién mejor que uno de ellos para terminar esta crónica testimonial contando la marea de sensaciones que sólo el surf puede brindarle.Tyron concluye su relato diciendo: “Es difícil describir lo que me pasa cuando estoy abajo del agua o adentro de un rulo, porque es una sensación única. Pero cuando estás arriba de una ola es como que el tiempo para, te olvidás de todos los problemas y disfrutás de lo mejor que la naturaleza te puede ofrecer. Estar abajo del agua es sentirte en un mundo paralelo, es una tranquilidad que no se encuentra en ningún otro lugar”, resume.

Juan Cruz Lanzinetti es director general de Quiksilver en la Argentina. Su actividad actual se mezcla con su pasión por el surf.

Ornella Pellizzari es la argentina que pisa más fuerte en el surf mundial. Este verano se llevó todos los premios.

“El equilibrio y el control de la velocidad son tan necesarios que cuando lográs conjugar todo y salís de un tubo, la sensación es de festejo, alzando los brazos al cielo”. (Juan Cruz Lanzinetti)

 

Los ganadores del campeonato Quiksilver posaron con sus tablas.

El arte y el surf se conjugan en las playas de Mar del Plata

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Links de interés para más información: 

www.elsurfer.com

www.asasurf.org.ar

www.quiksilver.com.ar

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