María Abadi: crónicas de la hija de Freud
En 2012 actuó en la tira Tiempos Compulsivos junto a Rodrigo de la Serna, y juntos provocaron una de las escenas más calientes del año. Lejos de la imagen sexy que proyecta, su prioridad son las clases de teatro que dicta y el trabajo intenso sobre las tablas.
Arranquemos por lo más actual. ¿Cómo llegó a Tiempos compulsivos?
–Mi primer trabajo en tele fue Mujeres asesinas, así que en Pol-ka me conocían. Me pidieron hacer un casti ng para este personaje, que obviamente me entusiasmó enseguida. Era con Rodrigo de la Serna y lo producía Barone. Dije: “Esto me interesa”. Por suerte quedé para ese personaje. A veces uno se acostumbra al trabajo, pero cuando iba a arrancar con esto me sentía como una principiante. Estaba tan buena la propuesta que me puse muy nerviosa. Fue superintenso, me interesaba trabajarlo bien, el recorrido del personaje, los libros. Fue interesante para laburar. Rodrigo es un compañero excelente, fue un gusto trabajar con él, aprendí mucho.
–Compartió escenas calientes con Rodrigo de la serna. ¿Se sintió bien con la experiencia?
–Fue muy cómodo. Mucha gente me dijo que la escena de sexo fue muy fuerte, pero nosotros no lo sentimos así. Me han tocado en cine y en televisión escenas mucho más jugadas. Fue loco porque fue la primera escena que hicimos, era la primera escena del plan. Ese día grabamos sólo Rodrigo y yo. Primero hicimos una especie de clip en que no hablábamos, sólo mirábamos unas fotos, y luego vino esa segunda escena de sexo. Yo sólo me había cruzado conRodrigo un par de veces, pero nunca habíamos trabajado juntos. Igual él es muy tranquilo: si hay que hacerlo, listo, ya. Después de eso podíamos grabar cualquier cosa. Él es super profesional, y yo en ese sentido soy una enroscada. Pero a las escenas hay que hacerlas y tienen que salir lo mejor posible. Es parte del trabajo.
–¿Cómo fue armando su camino actoral?¿Es importante saber decir que no a ciertas propuestas?
–Desde que arranqué, siempre traté de ser bastante consecuente con eso. De chica me daba más miedo, sufría con la dualidad de laburar en la tele pero tener mi mundo en otro lado. Esa lucha de las dos Marías. Ahora ya me di cuenta de que voy a poder laburar de esto y hacer lo que tengo ganas. El camino que hago yo quizá no es el que algunos quieren que haga. No me interesa salir en la tapa de una revista ni estar en la novela del prime time. Si en algún momento se da, bien. Pero no es mi objetivo, no es mi fin, no es lo que me interesa hacer con mi carrera. Voy más tranquila, porque sé que voy a poder hacer los laburos que quiero. Me amigué con esto que soy yo, con saber que me gustan otras cosas, no sólo estar ahí. Me llamaron para protagonizar, pero no era el momento. Me han dicho “vos deberías…”. No, esa será la carrera que otro quiere para mí, pero no me interesa.
–Está dando clases de actuación. ¿Cómo le sienta el papel de docente?
–Antes me sentía chica, hoy estoy más capacitada, con más seguridad. Fue algo que siempre estuvo en mi fantasía. Yo siento que nunca decidí ser actriz, simplemente decidí estudiar teatro. Cuando tenía 18 años no se me ocurrió estar en la tele, no era una opción. Mi fantasía era dar clases , el sueño era ese. Pero, como dice mi astrólogo, “no planees, porque ninguno de tus planes va a salir”.
“Soy una persona muy psicoanalizada que piensa todo el tiempo. Las mejores decisiones que tomé fueron desde un lado no racional”.
–Y ahora volvió a su origen.
–Sí, volví a algo que es importante. Me encanta laburar como actriz, la tele y todo, pero lo otro es parte de mi esencia, mi personalidad, donde yo me formé. Ahí está mi grupo de amigos, es mi lugar, siempre fui de ahí. Poder empezar a desarrollarme en ese lugar más familiar era una cuenta pendiente, pero todo llega a su debido tiempo.
–En varias entrevistas leí que le preguntaban si no hubiera sido más fácil ser psicóloga y quedarse en su mundo. ¿Es así? (N. de la R.: María es hija del reconocido psicoanalista José Eduardo Abadi).
–En general, las mejores decisiones que tomo en mi vida son las que no pienso. Yo cuando pienso, la cago. Posta. Por eso, a veces digo: “Ay, no debería pensa r”. Pero ya pensé. Soy una persona muy psicoanalizada que piensa todo el tiempo. Las mejores decisiones que tomé fueron desde un lado no racional, fueron casi casuales, sucedieron. Lo que no planeé, mejor me resultó. Pero a veces no podés no planear o pensar, es difícil ver el límite. Yo siento que jamás hubiera pensado que sería actriz. Si lo pensaba, no lo hacía. Hubiera entrado en la facultad, la lógica decía eso.
–¿Qué opinaban sus padres?
–Nunca tuve problema con ellos. Mi papá, feliz de que hiciera teatro; él había hecho obras de pendejo, pero su padre le había dicho: “Primero estudiás Medicina”. A mí no me hizo lo mismo, cero. En ese sentido mis viejos me re-apoyaron. No fui rebelde. Cuando les dije que no iba a hacer la universidad, pensé que estaba planteando algo terrible, y me dijeron: “Ay, mi amor, qué bueno”. No les parecía raro. Aunque lo intente, no logro revelarme. Tengo padres demasiado comprensivos.
–¿Cómo trabaja el tema de sentirse bien y des pegarse de las cosas que le hacen daño? Habló de su astrólogo, de su psicólogo…
–Sí, y me faltaron la homeópat a y la reflexóloga. Soy super neurótica y sufro por cosas que no debería. Pero al mismo tiempo tengo mucha autoconciencia e intento ir en contra de hacerse daño a uno mismo. Intento, aunque a veces me cueste, tirar para adelante, no boicotearme. Tener cierto orden, ir hacia un lugar que esté bueno. No soy autodestructiva, o al menos eso intento. No me interesa ser una depresiva que la pasa mal, esa oscuridad no me genera una fantasía. Me encantaría estar re-contenta y superfeliz. Y para eso hago bastantes cosas. Siempre me psicoanalicé, pero este año empecé a abrir un poco, porque siento que pienso demasiado, soy muy mental para la vida, y como actriz eso me empezó a jugar en contra. Necesito correrme de ese lugar para actuar más libremente y encontrarme con nuevas cosas. Sigo yendo a terapia pero una vez cada 15 días. Desde los 13 que iba todas las semanas, llegué a ir dos veces por semana e incluso, en un momento, tres. Cada 15 días es casi el alta. Empecé con homeopatía y no tomo una aspirina desde hace un año.
– ¿Cómo se aleja de la gente tóxica?
–Trato de estar con gente que me hace bien. Mi novio es una persona muy maravillosa. Tiene una manera re-pura de amar, es cero oscuro. No es una pareja torturada, nos llevamos bien, nos queremos. Intento relacionarme con gente que me hace bien. No tengo relaciones sufrientes, no es mi caso. Tiendo a ir a un lugar en el que me sienta cómoda y me quieran. No me gusta que no me quieran. Si no me quieren, me voy.
–Cuando desde la revista le planteamos hacer fotos sexies no pareció sentirse muy cómoda con la idea. ¿Cultiva otro perfil?
–Sí, puedo jugar a eso y está todo bien. Pero no es mi personalidad ni es un lado que me interese explotar. Me parece que tiene sentido si a uno le sirve de algo: o porque lo disfruta, que está perfecto, no lo juzgo, o porque hay una orientación para tu carrera y creés que con eso llegás a conseguir algo. Yo ni lo disfruto ni siento que me vaya a ayudar en lo que quiero hacer. No me representa.
–¿Cuál es su objetivo máximo en el trabajo?
–Me gustaría siempre hacer trabajos a los que le pueda encontrar un disfrute y que me permitan crecer. Le tengo mucho miedo al vicio de la tele y al estancarte, conocer el oficio y quedarte con eso. Me interesa hacer laburos que me pidan mutar algo. Me gustaría poder seguir haciendo lo que hago. Tener siempre la posibilidad de elegir es mi ideal.
“Mucha gente me dijo que la escena de sexo con Rodrigo de la Serna fue muy fuerte, pero nosotros no lo sentimos así”.
Producción: Ash Mateu / Asistente de producción: Juan Mansilla / Asistente de Fotografía: Rodrigo Alfonso / Maquillaje y pelo: Agustina Caparra para Estudio Frumboli con productos Lancôme
Locación: Osteria Sagardi / Vestuario: Ginebra, Chocolate, Prüne, Kosiuko, Positivo, Mishka y Paruolo.