Carlos Belloso: después de la tormenta
Irrumpió en el medio con el entrañable Vasquito de Campeones y se abocó a crear un estilo dotado de histrionismo que lo destaca en cine, teatro y televisión.
Si Francella fuera siempre Pepe Argento nos hubiéramos perdido a su Sandoval de El secreto de sus ojos. Si Norma Pons hubiera quedado anclada en los personajes que hacía con Gasalla, no la hubiéramos podido ver interpretar a una de las mejores Bernarda Alba de los últimos tiempos. Carlos Belloso podría haberse quedado con el Vasquito de Campeones y reversionarlo una y otra vez. Los productores se lo pedían, el público lo quería. Hoy en día lo siguen llamando así por la calle, aunque haya hecho decenas de personajes en el medio y su cara esté en una marquesina de calle Corrientes desde 2013 gracias a Le Prénom.
Pero él, aunque esté lejos de renegar de eso, dejó atrás al Vasquito por allá, por el año 2000, cuando finalizó la tira de Pol-ka. “Fue el primer personaje que hice; era un personaje absurdo, casi fantasioso, como un dibujito animado. Y después me llamaban para hacer de Vasquito en todos lados y yo decía ‘pero soy un actor’. Aguanté todo lo que pude, porque hubo muchas propuestas, hasta que me tocó Tumberos. Pero aguanté con el cuchillo entre los dientes, eh.”
–El tema es que hay que seguir pagando las cuentas.
–Claro, pero me puse firme para decir “yo no soy esto solamente”. Y vino la oportunidad de hacer Tumberos y fue un golazo porque justamente mostraba que el que hacía del Vasquito podía hacer un personaje más realista, de otro género. Y después empezaron a llamarme para hacer de marginal todo el tiempo, entonces era lo mismo. Pero después surgió Culpables y luego hice a Quique en Sos mi vida. Ahí empecé a hacer comedia para que vean que puedo hacer comedia. En televisión y cine tuve que jugar una pulseada contra los encasilla, sino también los productores.
–O el actor se encasilla solo. En mi caso fueron los productores. Me ofrecieron otros personajes después del Vasquito y Pillowman, que iban por el mismo lado, y podría haberlo hecho porque a mí también me resulta cómodo. Pero en un momento me planteo que la gente me va a encasillar (...)