Un gran salón privado
Este espacio a puertas cerradas, con muebles de estilo y patio con jardín vertical, es ideal para una cena íntima o una reunión tranquila. Menú de pasos con platos caseros que invitan a dejar los demonios en la vereda.
Las gárgolas de las iglesias medievales solían tener una función concreta: además de darle un final estético a los desagües, se creía que sus figuras intimidaban a brujas y demonios de todo tipo. Un poco por esto y porque un día un amigo le regaló una con forma de león viril, Daniel Magaldo encontró el nombre perfecto para su restaurante. Protegido entonces por este monstruo fabuloso, Magaldo concretó su idea de armar un lugar de encuentro donde los invitados pudieran disfrutar de una exquisita comida en la intimidad de una casa. Recicló un antiguo PH en Colegiales y eligió en persona los muebles Luis XV, las lámparas, los sillones capitoné, los cuadros de Nicolás Federici. Construyó un jardín vertical (es arquitecto y especialista en el tema) en el patio y lo ambientó con mesitas de mármol y velitas.
El fuego es el elemento central de la propuesta gastronómica. Enamorado del campo y de la leña, Magaldo quiso que la parrilla, el horno de barro y el disco de arado fueran protagonistas de su restaurante. “Los sabores de la Argentina, mezclados con ingredientes que traemos de distintos viajes (a veces son hongos morillas, otras jabalíes) y las ricas guarniciones que se preparan en la cocina, todo eso se conjuga de manera elegante para llevarlo a la mesa”, dice. Habla de parrilladas de mar (con langosta y merluza negra incluida), cordero, pizzas al horno de barro y panqueques al disco con dulce de leche.
En la aventura lo acompaña el chef Germán Dabat (secundado por Ezequiel Vasena), quien dispone todas las semanas un menú distinto (con dos o tres opciones en cada paso, $200 por persona con una copa de vino o agua). “Hago comida casera, sin pretensiones, rústica y riquísima”, convence.
La noche de mi visita, la carta ofrecía sopa de arvejas y menta con tostón de queso (¡exquisita!); langostinos al whisky con papines rotos o brochetes de mollejas crocantes con reducción de Campari y naranja (ambos en su punto exacto de cocción). De principales: lomo en croûte de almendras, alcauciles, zanahorias y chauchas salteadas con reducción de Cabernet; risotto de remolachas con queso de cabra y pesto de olivas negras; o pesca del día. De postre: volcán de chocolate o semifreddo de amarettis. Una experiencia riquísima, para dejar los demonios en la puerta y disfrutar de una cena privada. Ah, busque la gárgola, en algún lugar del patio está.
“El corazón de la cocina de Gárgola es el fuego, las brasas. Hacemos comida casera, rústica y riquísima.” Germán Dabat y Ezequiel Vasena, chefs.
Gárgola
Maure y Freire.
Sólo mediante reservas al 4554-2945 o al 15 4972-1161
Lomo de cordero con puré de arvejas, habas y menta con reducción de aceto.
Merluza negra con ensalada de porotos y crema de papas.